En 1950 los trabajadores consiguieron quedarse con una masa salarial que significaba el 50 por ciento del PBI. Esa relación fue cayendo en los años posteriores y tuvo un ajuste dramático durante la última dictadura militar, para luego volver a retroceder durante el gobierno de Carlos Menem. El argumento de los empresarios para respaldar esta nueva composición de la distribución de la riqueza era que el fuerte shock tecnológico había derivado en una mayor participación en la creación de riqueza por parte del capital. En 2003 la masa salarial representaba el 34,3 por ciento del PBI. Es decir, había sufrido una caída del 50 por ciento en medio siglo. En 2004 los trabajadores tuvieron un pequeño avance, al pasar al 36,1 por ciento del Producto. En 2006 ya estaban en el 41,3 por ciento; en 2008 llegaron al 43,6 por ciento y en 2009, con un PBI prácticamente quieto, en medio de la crisis internacional, llegaron al 44,7 por ciento. Así, en siete años la participación de los salarios en la economía subió un 60 por ciento