En la pelea entre el Gobierno y la oposición por el uso de las reservas para pagar deuda se esgrimieron distintas objeciones. Una de ellas fue la de que el Banco Central abandonara su política de acumulación de reservas y que la suma comprometida en la creación de las dos cuentas en favor del Tesoro sea difícil de recomponer. Sin embargo, la titular de la autoridad monetaria, Mercedes Marcó del Pont, descartó esta semana en el Senado un cambio de rumbo en ese sentido, mientras que el contexto local parece que colaborará en esa tarea. La campaña agrícola de este año será record en volumen, con lo cual se estima un ingreso de 25 mil millones de dólares del sector. Esto permitirá recomponer rápidamente reservas, tal como se hizo cuando se pagó al Fondo Monetario. En el último lustro, en la primera parte de cada uno de esos años el BC incorporó entre 5000 y 9000 millones de dólares.

Durante el primer bimestre del año la autoridad monetaria debió frenar el precio del dólar para evitar una escapada, debido a que el ruido político invitó a algunos ahorristas a volcarse a la divisa. “En febrero las condiciones en el mercado financiero se modificaron abruptamente respecto de los meses previos, por la combinación tanto de factores externos como del impacto diferido de problemas internos”, afirma un estudio del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas. En el mercado, el Central pasó de comprar unos 922 millones de dólares en enero a un resultado “virtualmente equilibrado” en febrero y “deficitario” en la segunda parte del mes.

No obstante, ahora la mesa de cambios del Central se apresta a recibir una fuerte afluencia de divisas de parte de los exportadores de granos. Para esta época, este sector inicia la liquidación de la cosecha gruesa y presiona la cotización del dólar a la baja, lo que obliga al BC a adquirir ese exceso de oferta para evitar un desplome de los precios. Esto se reflejará en un incremento en el stock de reservas.

De hecho, el ingreso de dólares en el año suele concentrarse entre marzo y junio, cuando comienza la campaña de soja, cuyo cierre además se empalma con el inicio del maíz. En 2003, con la recuperación de la actividad, las reservas se incrementaron en ese lapso 2000 millones de dólares. Los siguientes tres años (2004, 2005, 2006) la suma se mantuvo en unos 5000 millones. En 2005 se pagó al FMI, con lo cual la comparación interanual muestra una estabilidad de las reservas: en un año se recuperó lo abonado a ese organismo multilateral.

El 2007 merece un capítulo aparte, dado que la liquidación de divisas por la cosecha implicó un aumento de 9000 millones de dólares en el stock de reservas. Se convirtió por volumen, pero sobre todo por precios internacionales, en la mejor campaña de la historia del sector. Al año siguiente, el conflicto entre el Gobierno y las corporaciones agropecuarias impidió que se cristalizara en reservas el excelente año que tuvieron los productores de cereales y oleaginosas. Los exportadores liquidaron 22.000 millones de dólares en la plaza, no obstante ese monto se neutralizó con la salida de capitales por esa misma magnitud.

Para este año, la cosecha de soja dejaría un volumen record, al ubicarse en 53,5 millones de toneladas, de acuerdo con las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y del INTA. Este volumen más que duplica el pobre desempeño del año pasado y supera ampliamente las campañas 2006-2007 y 2007-2008. Un trabajo del INTA recomienda incluso a los productores anticipar la cosecha de soja para “aprovechar esa producción record y evitar pérdidas por lluvias”. El adelantamiento permitirá además reducir los casos en los que se superponga con la cosecha de maíz, prevista en 20 millones de toneladas. De confirmarse estas estimaciones, al Central no le será tan complicado recuperar los 6569 millones del Fondo de Desendeudamiento