Las medidas de control y fiscalización para la compra de divisas tuvieron como correlato un incremento en el precio solicitado para los dólares en el mercado informal. Esa cotización superó en los últimos días los 5 pesos. El diferencial respecto de la oficial (4,29 pesos) se explica por el mayor riesgo que contempla operar en ese mercado. Según los registros del Banco Central, se detectó un total de 150 personas denominadas coleros, quienes prestaron su nombre para adquirir dólares para un tercero, que luego los vende con una remarcación. Detrás de los coleros están los que realmente se benefician con la incertidumbre vendiendo los dólares, que en muchos casos se trata de agencias de cambio oficiales que también mantienen cuevas en las que hacen la diferencia en el precio, según explicaron a Cash fuentes oficiales. De todos modos, este segmento es reducido respecto del volumen operado en la plaza cambiaria formal.

Con la implementación del nuevo régimen de consulta, se inició una ola de especulaciones en el mercado paralelo. Algunos análisis sostienen que el alto grado de informalidad que todavía muestra la economía tiene un correlato directo con la compra de dólares por fuera del sistema. Quienes asisten a este tipo de operaciones son quienes intentan eludir los controles oficiales para no tener que pagar al fisco por sus abultadas tenencias.

Del otro lado están los que se benefician con la informalidad. En este caso existen dos involucrados: el que compra los dólares en el formal y el que los vende en el informal. Los compradores (coleros) son convocados a partir de un anuncio clasificado o contactados en zonas pobres. Estos prestan su identidad, contra el cobro de una comisión, para comprar en distintos puntos de venta hasta agotar el máximo diario establecido. Los dólares son entregados a un tercero, que los venden en las peatonales de las principales arterias financieras del país. En abril de este año se documentaron cerca de 6000 coleros, en su mayoría gente de bajos recursos, según registros de la AFIP. El mes pasado se inició un nuevo operativo y el número se redujo sustancialmente. Fuentes del Central aseguran que, luego del cruce de información, la cantidad de coleros detectados fue de 150 casos.

Los relevamientos fueron más allá de Sarmiento y San Martín. Este modus operandi se fue perfeccionando, lo que se refleja en la baja en la cantidad de coleros, contando en muchos casos con la complicidad de bancos y de agencias de la city. Estas entidades tienen un doble estándar con el cual manejan sus negocios. Por un lado, compran y venden moneda extranjera de manera legal. Pero, por el otro, mantienen cuevas en las que ofrecen dólares “sin preguntas”. El negocio es redondo, porque los responsables de las firmas consiguen los dólares del Central y luego los vuelcan al mercado negro. Paradójicamente, éstos –en sus casas formales– acostumbraban a poner trabas para la adquisición formal de divisas, obligando al ahorrista a volcarse a su segundo negocio. Los casos están actualmente en la Justicia. La jueza federal María Servini de Cubría citó la semana pasada a indagatoria, por pedido del Central, a los titulares de las agencias París Cambio, Transatlántica, Italtur, Cambio Perseo y Banco Piano, por venderles divisas a coleros. La investigación arrojó más de un millón de operaciones informales en 2008.

Previo a los controles que se iniciaron a fines de octubre, el volumen de dólares transado por cuevas y coleros representaba un 2 por ciento del total negociado en el mayorista, el cual oscila de 300 a 500 millones diarios. Desde la autoridad monetaria aseguraron que ese porcentaje se redujo al 1 por ciento, lo que significa que a diario se mueve por este canal en todo el país menos de 5 millones de dólares

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