Domingo, 5 de octubre de 2014 | Hoy
INCREMENTO DEL COMERCIO
Por Diego Rubinzal
Los productores locales estuvieron pendientes de la reciente visita de los ministros Débora Giorgi (Industria) y Carlos Casamiquela (Agricultura, Ganadería y Pesca) a tierras rusas. El ministro de Agricultura estimó que las exportaciones argentinas alimentarias (lácteos, frutas frescas, legumbre, pollos, vinos, mosto, pescados) “pueden aumentar entre 1800 y 2000 millones de dólares”. En ese sentido, el gobierno argentino organizó una misión comercial que reunió a 105 empresarios argentinos con importadores rusos.
Las expectativas argentinas están asociadas con el escenario abierto por la crisis ucraniana. Los Estados Unidos y la Unión Europea (UE) vienen denunciando acciones desestabilizadoras rusas contra el presidente pro-occidental de Ucrania. La escalada del conflicto geopolítico culminó con la imposición de sanciones contra Rusia en materia financiera, energética y militar. La decisión europea-estadounidense recibió la rápida respuesta de Vladimir Putin. El 7 de agosto, el gobierno ruso prohibió la importación de carne, frutas, hortalizas, pescado y productos lácteos procedentes de la UE, Estados Unidos, Australia, Canadá y Noruega. Los sectores productivos perjudicados multiplicaron los reproches y reclamos de compensación económica. El embajador polaco en Estados Unidos solicitó que la potencia del norte comprara las toneladas de manzanas que dejaron de venderles a los rusos. Mientras tanto, el Ejecutivo polaco incitó a su población a incrementar el consumo de manzanas. Por su parte, el primer ministro finlandés manifestó su preocupación ante la clausura del mercado destino del 10 por ciento de sus exportaciones. El presidente húngaro Viktor Orban declaró que Europa “se ha pegado un tiro en el pie” con las sanciones a Rusia.
Las derivaciones de este conflicto también afectaron la poderosa economía alemana. Según Rainier Lindner, presidente del Ost-Ausschuss der Deutschen Wirtschaft (que agrupa a las empresas con intereses en Europa Oriental y Rusia), hasta 300.000 puestos de trabajo en el país dependen de las relaciones comerciales con Rusia.
En ese marco, el acercamiento del gigante ruso a diversos países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Ecuador) fue muy mal recibido por Bruselas. Las autoridades comunitarias dejaron trascender su malestar por esa aproximación. El profesor de geopolítica Alberto Hutschenreuter sostuvo que “desde hace mucho tiempo, la UE ha impuesto medidas proteccionistas que restringen el mercado de bienes de América latina. ¿Está la UE dispuesta a abolir estas medidas y subsidios a sus agricultores para que los países de América latina no aumenten sus exportaciones a Rusia? Me temo que no”.
Rafael Correa expresó: “Nosotros no tenemos que pedirle permiso a nadie para venderles alimentos a países amigos. Hasta donde sepa, Latinoamérica no es parte de la Unión Europea”. Las autoridades argentinas coinciden con el planteo del presidente ecuatoriano. El comercio bilateral argentino-ruso se vino incrementando durante los últimos años. La participación rusa promedio en el intercambio comercial argentino más que se duplicó desde la década del noventa (0,5 por ciento) hasta la actualidad (1,2 por ciento en 20042013), según señala la investigación “Las relaciones con Rusia ante un nuevo modelo de vinculación internacional. Desafíos y oportunidades para potenciar el comercio bilateral”, elaborada por el Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (Geenap). Las potencialidades de “un vínculo más estrecho con Rusia abren una ventana impensada hasta hace más de una década, cuando tanto desde lo político como desde lo económico y comercial nuestro vínculo internacional se daba principalmente con los socios históricos de Occidente”, destaca ese informe.
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