Durante la campaña electoral y previamente a esa instancia se buscó desacreditar cada una de las medidas que aplicó el gobierno nacional. El acuerdo de swap (intercambio) de monedas entre el Banco Central y el Banco Popular de China para apuntalar las reservas fue una de ellas. Sin embargo, fue una decisión estratégica frente a una potencia en crecimiento que logró sortear las presiones para que acepte los condicionamientos restrictivos del Consenso de Washington. El Fondo Monetario Internacional anunció esta semana que incluirá en su cesta de monedas al yuan a partir del año próximo. Esto deja a los más de veinte países que suscribieron acuerdos de intercambio de monedas con China en una posición financiera sólida, llevando la delantera ante un nuevo escenario económicofinanciero mundial.

Luego de su visita a la Argentina, el 18 de julio del año pasado, el jefe de Estado chino Xi Jinping y la presidenta Cristina Fernández de Kicrhner firmaron un acuerdo estratégico en materia financiera y comercial que incluyó la confirmación de un acuerdo de swap de monedas. Se trata de una operación que permite el intercambio entre pesos y yuanes para engrosar las reservas y pagar exportaciones de comercio exterior con el gigante asiático. El país que solicita este tipo de asistencia contingente paga una tasa de entre 6 y 7 por ciento anual y el plazo para revertir la operación, es decir, devolver los yuanes y recibir los pesos es hasta tres años. El 30 de octubre de 2014 se efectivizó el primer tramo del swap con la incorporación a las reservas de 814 millones de dólares.

Desde entonces se encuentra en la cartera del organismo yuanes por el equivalente a 11.000 millones de dólares, monto máximo acordado en esta primera instancia. Hay voluntad de las autoridades chinas por renovar el acuerdo. Las críticas apresuradas sobre la operación se focalizaron en que el acuerdo iba a naufragar y en que los yuanes, no considerados reservas en el mundo, sólo servirían como un maquillaje de corto plazo. El designado presidente del Banco Nación a partir del 10 de diciembre, Carlos Melconian, que aguarda su turno a ocupar el cargo en Hacienda para el macrismo, fue el más ocurrente. “(El acuerdo) es tan próximo a que Racing juegue el domingo con la camiseta de Independiente”, ironizó el economista. “El acuerdo financiero es una absoluta fantasía, como la que firmó Redrado en 2010, donde se supone que hay un aporte de yuanes para fortificar las reservas del Banco Central”, sostuvo el referente económico del macrismo.

El acuerdo se hizo efectivo y permitió sostener el stock de reservas. Pero además fue una decisión estratégica de cara a la nueva configuración del sistema financiero, donde el dólar comienza a perder participación en las reservas de las principales economías del mundo. Una crítica que se replicó por entonces era la dificultad de convertir los yuanes en otra moneda considerada formalmente como reserva. El Fondo Monetario anunció que, a partir de octubre del año próximo, el yuan será incluido en la cesta de monedas de los Derechos Especiales de Giro (DEG), que actualmente integran el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen. Existen dos criterios para incorporar una moneda en los DEG: la economía debe tener una elevada participación en las exportaciones mundiales y la moneda debe ser plenamente convertible. El FMI considera que ambos requisitos ya fueron cumplidos.

A diferencia de lo que muchos supuestos especialistas financieros habían advertido, la Argentina se ubicó en un lugar privilegiado en la nueva configuración financiera. Con la incorporación de los yuanes a los DEG del Fondo, que utilizan los 188 países miembro –incluyendo la Argentina–, el swap cobra otra relevancia. En septiembre último se dio un paso más en ese sentido. Los dos bancos centrales suscribieron un memorando de entendimiento para establecer mecanismos de compensación de operaciones de comercio exterior e inversión en yuanes, lo que permitirá pagar en la moneda local de cada país evitando el costo de pasar por el dólar. De esta manera, se fortalece un acuerdo estratégico que calificaron de fantasía. Lo que sí es seguro es que Racing nunca saldrá a jugar con la camiseta de Independiente.

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