INTERNACIONALES › OPORTUNIDADES DE NEGOCIOS PARA GENTE EMPRENDEDORA
Apuéstele al terror, y gane
“El asesinato es muy malo –decía De Quincey–; se empieza por matar, luego se roba y se termina por no saludar a los amigos en la calle”.El terrorismo es parecido, pero ofrece chances para un entrepreneur.
Por Claudio Uriarte
Un terrorista es un hombre sucio, sudoroso y enturbantado, que fuma narguile y opio y se la pasa gritando: “Muerte a América”, “Abajo la entidad sionista” y “Alá es más grande”. Eso, cuando no necesita afeitarse y ponerse ropa común al estilo occidental para pasar inadvertido en el aeropuerto Logan de la ciudad de Boston y estrellar, al frente de la jefatura de un comando, tres aviones comerciales contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Por lo demás, se la pasa leyendo el Corán e intrincados textos militares llenos de diagramas mostrando cómo se fabrica una bomba o se unen los requisitos técnicos para fabricar un dispositivo nuclear rudimentario. Pero no es que nunca se tome vacaciones, sólo que las suyas suelen transcurrir en calurosos campos de entrenamiento en Sudán o Pakistán –de allí el saludable bronceado que suele lucir– y aprendiendo a armar y desarmar un Kalashnikov Ak 47 con una velocidad que enverdecería de envidia a John Wayne . Es así, ¿no?
Bueno, no enteramente. El terrorismo internacional es una actividad que mueve más de 130.000 millones de dólares por año: un tercio se mueve ilegalmente, otro tercio es el resultado de actividades delictivas conexas –incluido en algunos casos el tráfico de drogas– y el resto proviene de actividades perfectamente legales en su origen, según documentó recientemente Loretta Nepoleoni, de la London School of Economics, y que ha realizado estudios intensivos sobre lo que podría denominarse la economía política del terrorismo. Es autora de un libro titulado Yihad: La financiación del terrorismo en la nueva economía, publicado en España por Urano. Napoleoni, con carrera en la Universidad Johns Hopkins de Washington. y citada en extenso en un artículo de esta semana en el diario español El País, relata que, cuando empezó a estudiar a las Brigadas Rojas italianas de la década del 70, su primera sorpresa fue descubrir que los terroristas parecían vivir mucho más preocupados por sus problemas económicos que por los ideológicos: “Todos, los de izquierdas y los de derechas, decían rechazar la violencia y creían que su uso era la única vía para cambiar las cosas. Quedé sorprendida”. Napoleoni notó también que, en su vida privada, “el terrorista vive obsesionado por el dinero para comprar armas, para pagar casas seguras, para viajar de un lado a otro”.
En realidad, no tendría que haberse sorprendido tanto. El terrorismo es una actividad altamente profesional y seria, que mueve mucho dinero, y sus operadores es mucho más probable que sean pulcros ejecutivos con despachos en elegantes edificios de Wall Street o Lausanne que desharrapados en las calles de Lahore o Rawalpindi. Pero la profesora Napoleoni no nos decepciona nunca en la inagotabilidad de su capacidad de asombro. Observa que, en la primera etapa del terrorismo (se olvida de los narodniki rusos), en las postrimerías de la II Guerra Mundial, eran financiados por los Estados para desestabilizar unos a otros (creo que se refiere a los partisanos), luego por EE.UU. y la URSS, en los 70 y los 80 hay una privatización del terrorismo (OLP, ETA, IRA, etc., una noción rara, ya que esos grupos colaboraron entre sí), y finalmente el terrorismo globalizado y tercerizado, cuyo modelo sería Al Qaida.
El diagnóstico de Napoleoni parece ser siempre un paso atrás de los acontecimientos. ETA, por ejemplo, jamás habría soñado en colaborar con una masacre impopular como la de Madrid, y Al Qaida es una organización demasiado ideológica, religiosa, sectaria y dogmática para construir una verdadera internacional del terror. Tal vez el próximo paso es una organización tan tercerizada y horizontalizada como Al Qaida, pero sin ninguna ideología ni religión otra que la del dinero y la tasa de ganancia. Y esa es la gran oportunidad que está esperando a un joven, ambicioso y talentoso hombre de negocios.