El gobierno de Cuba anunció que la economía cerró 2006 con un crecimiento de 12,5 por ciento, el mayor de América latina, pero reconoció deficiencias insostenibles en la productividad y que la crisis económica de los ‘90 aún no se ha superado. Ese incremento del Producto Interno Bruto “constituye la cifra más elevada de nuestra historia revolucionaria y expresa una tendencia a la consolidación gradual de la economía que se viene observando desde el año 2004”, dijo el ministro de Economía, José Luis Rodríguez.

Ese funcionario presentó ante la Asamblea Nacional (Parlamento) una síntesis del informe económico anual 2006 y las perspectivas para 2007 ante más de 500 diputados en una sesión que encabezó el presidente provisional Raúl Castro ante la ausencia de Fidel, que convalece de una operación desde hace cinco meses. “Hoy podemos decir al querido compañero Fidel: siga usted trazando los nuevos derroteros del combate por el bienestar de su pueblo en esta tregua fecunda. Nosotros estaremos listos para cumplir sus órdenes y garantizar su obra, con la fe en la victoria que siempre nos ha inculcado”, afirmó Rodríguez.

Desde hace dos años, con crecimientos del PIB de 5,4 por ciento (2004) y 11,8 (2005), Cuba adoptó su método de medición de la economía que contempla los gastos sociales y subsidios. Pero “podemos informar que si excluyeran del cálculo del PIB los servicios y el comercio, la economía cubana hubiera crecido un 9,5 por ciento en 2006”, explicó el ministro.

Apuntó que el crecimiento del PIB cubano es el más elevado de América latina en 2006 “y supera ampliamente el promedio de 5,3 por ciento” de la región reportado por la Cepal. “Cuba no falsea sus estadísticas, ni las manipula con fines electorales. Se atiene responsablemente a los sistemas estadísticos reconocidos internacionalmente”, aclaró.

Pero a diferencia de otros años, Rodríguez no se detuvo en los logros, sino que se dedicó a enumerar deficiencias y problemas y a aclarar que la crisis de los años ‘90, denominada oficialmente período especial, aún no ha terminado. “Estos resultados son insuficientes para lograr la satisfacción de las necesidades del pueblo y asegurar el desarrollo. Mucho pesan todavía en nuestro desempeño las limitaciones objetivas y subjetivas que impuso el período especial, el cual aún no hemos rebasado”, aclaró.

Rodríguez indicó que en el último decenio, el crecimiento de la productividad del trabajo ha sido inferior al del salario: “Crece más rápidamente la distribución de la riqueza creada que su producción, lo cual no es sostenible en el tiempo”.

En el campo de las inversiones, que crecieron 68 por ciento en los últimos dos años y 28 por ciento en el que termina, Rodríguez remarcó que se registran “significativas deficiencias en su proceso de planificación, preparación y ejecución”. “Todo ello redunda en el incumplimiento de los planes y la baja efectividad del proceso inversionista, donde se continúa inmovilizando recursos”, añadió. Llamó la atención sobre el crecimiento de las importaciones alimentarias de un 35 por ciento en los últimos dos años y dijo que se precisa “desarrollar aceleradamente un programa de sustitución de importaciones que económicamente sea viable, incrementando las producciones agrícolas e industriales de alimentos”.

Los cubanos recibieron un cubo de agua fría cuando el ministro afirmó que se adoptan “medidas especiales” para frenar el deterioro del transporte en La Habana y Santiago de Cuba –las dos principales ciudades–, pero que la mayoría de recursos se invierte en transporte de carga y rehabilitación de carreteras y líneas férreas. “Ha sido éste un año de maduración de diversos principios de política económica aplicadas desde años anteriores” bajo la dirección de Fidel Castro, concluyó el presidente de la Comisión Económica del Parlamento, Osvaldo Martínez.