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Domingo, 13 de abril de 2003

INTERNACIONALES › LO PRIMERO PARA IRAK ES RECONSTRUIR SU MONEDA

Un país de plata quemada

Por Fernando Gualdoni *

Lo primero que Irak necesita para empezar a funcionar es un sistema monetario y la condonación o al menos la moratoria de los pagos de sus deudas. En esto están de acuerdo todos, desde Washington, el FMI y el Banco Mundial hasta los economistas y analistas financieros consultados. Hay consenso en qué es lo más urgente, pero mucha polémica en cómo lograrlo.
La situación arranca desde un punto crítico: la economía de Irak es prácticamente inexistente después de casi 25 años de declive, desde el comienzo de la guerra con Irán, pasando por la guerra del Golfo de 1991, un decenio de embargo y otra guerra que aún no ha acabado. Ayer, un portavoz del Banco Mundial reconocía que poco saben de la economía iraquí, puesto que el último préstamo que el banco otorgó a Bagdad fue en 1973. “Lo que sabemos de la economía de Irak lo hemos visto en la publicación The Economist Intelligence Unit”, decía ayer el portavoz del banco sonriendo, a pesar de que no era del todo una broma. En el atlas económico mundial que editó el ICEX –Instituto de Crédito Exterior– español hace unos dos años, decía que no existían datos fiables de la evolución de la economía iraquí desde 1990, pero que se calculaba que el PBI se había reducido en dos tercios. El ingreso per cápita de Irak estaba hace 25 años a la altura de un país como Portugal y ahora está en el rango del de Somalia.
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington calcula que Irak acumula una deuda de unos 383.000 millones de dólares –Argentina suspendió pagos debiendo unos 140.000 millones–. Del total, unos 127.000 millones serían deuda externa, otros 199.000 millones en indemnizaciones a viejos enemigos como Kuwait y otros 57.000 en pagos por contratos pendientes. El 90 por ciento de estos contratos son en favor de Rusia y el 10 por ciento restante se reparte entre Holanda, Francia, Emiratos, Egipto y China. La deuda externa se distribuye entre varios acreedores multilaterales, bilaterales, de gobiernos y bancos. A nadie escapa que Alemania y Francia son grandes acreedores de Irak y que este hecho complica las cosas para Washington.
El secretario del Tesoro de EE.UU., John Snow, solicitó al Banco Mundial y al FMI que colaboraran en la reconstrucción de Irak y abogó por la condonación de deuda –Bagdad debe 82.000 millones al banco y otros 71.000 al Fondo–. El FMI, que no manda una delegación a Irak desde 1983, respondió que enviaría expertos para dar asistencia técnica. El banco, en cambio, enfrió el entusiasmo de Snow y dijo que sería el consejo –en el que Francia y Alemania tienen gran peso– que decidiría “qué hará y qué no hará el banco en Irak”.
Si la cuestión de la deuda es un asunto que provocará más de un enfrentamiento, no menos difícil será la puesta en marcha de un sistema monetario iraquí, imprescindible para reactivar la economía. Actualmente hay dos clases de dinares, el nuevo o “Saddam”, y el viejo o “suizo”, que sólo se utiliza en la zona de Irak controlada por los kurdos. El primero, que llegó a cotizar a tres por dólar en 1990, ya no vale nada. De hecho, los billetes con el rostro de Saddam Hussein se subastaban ayer a través de Internet para los coleccionistas. El segundo se cotiza a unos 6,5 por dólares, pero no tiene casi aceptación.
Una de las opciones que se barajan es que como Irak vende petróleo y éste se comercializa en dólares, el país podría “dolarizar” su economía –como Ecuador o Panamá–. Sin embargo, esta opción no contenta a Europa, que puja para que Irak tenga una nueva moneda respaldada por reservas en dólares y euros. Tampoco gusta a los nacionalistas árabes, que ven en el dólar la extensión de la ocupación de EE.UU. Todo apunta a que el establecimiento de una moneda, esencial para que la economía comience a funcionar con cierta normalidad, será una cuestión más política que monetaria, que se zanjará tras una ardua negociación.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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El mundo

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El ministro de Hacienda de Brasil, Antonio Palocci, advirtió que la política económica seguirá siendo austera en el segundo semestre del año, en una entrevista al diario Gazeta Mercantil.

La Organización Latinoamericana de Energía, con sede en Quito, aseguró que a causa de la guerra en Irak las inversiones petroleras y de desarrollo energético previstas para América latina “no se realizarán”.

 
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