Los últimos dos censos nacionales agropecuarios se realizaron separados por tres lustros. Al de 1988 lo sucedió el de 2002. Luego, una vez obtenidos los números en bruto, siguió el trabajo de los científicos sociales. Por lo general y para bien de la ciencia, los científicos no son periodistas y no necesitan que la información sea de último momento. La reciente publicación, avanzado 2006, de Los pequeños productores en la Argentina. Importancia en la producción agropecuaria y en el empleo en base al Censo Nacional Agropecuario 2002, de las investigadoras Edith de Obschatko, María del Pilar Foti y Marcela Román, es una muestra de los tiempos promedio del aparato científico local. El trabajo se realizó con fondos aportados por el Banco Mundial al Proinder, el Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios de la Sagpya. Su objetivo principal fue la caracterización de los pequeños productores agropecuarios y de su aporte a la producción y al empleo sectorial. Más allá de los tiempos e intermediaciones entre las distintas oficinas, el trabajo, que fue distribuido por el IICA, presenta finalmente algunas conclusiones clave al momento de pensar en la heterogénea realidad del sector agropecuario.

La investigación parte de definir a las pequeñas explotaciones agropecuarias (PEAPs) como aquellas “en las que el productor o socio trabaja directamente en la explotación y no emplea trabajadores no familiares remunerados permanentes”. Luego se distinguen tres tipos de acuerdo al nivel de capitalización. Las más capitalizadas son las de tipo 1, las de tipo 2 son las que permiten al pequeño productor vivir de la explotación pero no evolucionar, mientras que las de tipo 3 están por debajo del nivel de subsistencia. En última instancia, el criterio de delimitación reside en la posibilidad o no de las reproducciones simple y ampliada del capital.

• Sobre esta caracterización los datos censales mostraron que en 2002 las PEAPs eran 218.868, es decir dos tercios del total de explotaciones. Si bien existen algunas discontinuidades censales en función de las definiciones, para el censo de 1988 se había estimado que las PEAPs eran unas 245 mil, 10,9 por ciento más. En 1977, en cambio, un estudio de la Sagpya había determinado la existencia de 198 mil “minifundios”, 10,6 por ciento menos. Sobre estos datos las investigadoras infieren una cierta estabilidad del número de PEAPs para el período largo.
  
• Las explotaciones de los pequeños productores (PP) cubrían en 2002 23,5 millones de hectáreas, es decir, el 13,5 por ciento del área total de explotaciones agropecuarias y representaban, en conjunto, el 19,3 por ciento del valor total de la producción.
  
• La distribución del número de PP por tipos fue la siguiente: Tipo 1, 21 por ciento; Tipo 27 por ciento; y Tipo 3, el 52 restante. Medidos por superficie, los de Tipo 1 representaron el 48 por ciento; Tipo 2, 27 por ciento; y Tipo 3, 25 por ciento.
  
• Los pequeños productores son mayoritarios en muchas de las producciones características de las economías regionales extrapampeanas. Son el 85 por ciento de los productores de tabaco, algodón, yerba mate y caña de azúcar; y entre el 70 y el 80 por ciento en varias hortalizas.
  
• Los pequeños productores aportan el 53 por ciento del total del empleo sectorial a nivel nacional, es decir casi 430 mil puestos de trabajo. Por categorías de ocupación aportan el 54 por ciento del trabajo permanente y utilizan el 29 por ciento del trabajo transitorio directo.
  
• El 23 por ciento de los PP trabajan fuera de la explotación, y de estos un 42 por ciento lo hace dentro del mismo sector. A su vez, el 55 por ciento lo hace en condición de asalariado.* El número de EAPs consideradas pobres se redujo entre 1988 y 2002 de 163.245 a 132.672, un descenso del 19 por ciento. Sin embargo no varío la proporción EAP Pobres/EAP totales (pasó del 39 al 40 por ciento).