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AGROEXPORTADORES

Los índices de pobreza siguen creciendo, así como han crecido los precios de los alimentos básicos y de los artículos de primera necesidad, entre otros. Cabe preguntarse, ante los inmorales índices actuales de desocupación y el estancamiento que registran los salarios, cuáles han sido las políticas macroeconómicas que ha adoptado el gobierno actual, en su rol de Estado, ante la suba indiscriminada de los precios de productos básicos que se registraron este año, fruto del libre juego de la oferta y la demanda. Es natural que, puestos a elegir los productores entre colocar sus mercaderías en un mercado deprimido, el consumo interno, o hacerlo en mercados externos con los triplicados ingresos que les concede el actual valor del dólar, lo hagan en aquel que más ganancias les aporte, sin importarles, claro, los efectos que estas políticas comerciales traigan aparejadas en los millones de argentinos que luchan minuto a minuto contra el hambre. Volver a regular el comercio exterior en esta situación de extrema emergencia que estamos padeciendo, obligando a los exportadores a atender en primer lugar la demanda interna, regulando los precios en el mercado interno y poniendo los cupos y restricciones necesarias a la exportación de productos primarios de la alimentación permitiría que los grandes agroexportadores no se sigan llenando los bolsillos ante la mirada atónita de nuestra población que se muere de hambre desesperada viendo pasar los alimentos frente a sus narices. Los agroexportadores tienen actualmente la posibilidad de obtener grandes ganancias en comparación con los tiempos del uno a uno, y aunque la desnutrición que estamos presenciando es producto de aquellos tiempos, no es menor a la que asistiremos de aquí en más si seguimos permitiendo que nuestra gente siga comiendo tierra y basura.
Laureano Landaburu
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