Siendo un antiguo lector de vuestro diario y en particular del suplemento Cash, me llama poderosamente la atención la liviandad de la nota titulada “Luz y Sombra” (domingo 10 de septiembre). Sin dudas, plantear hacer un análisis completo de las alternativas energéticas requiere poder analizar la información completa. En primer término, llama la atención la incompleta información en cuanto a los costos. En la central Atucha II se llevan gastados más de 3000 millones de dólares y aun falta una cantidad que hace que en el mejor de los casos el costo de la misma se encuentre alrededor de los 4000 millones de dólares. Esta cifra es diez veces mayor a la inversión que se está haciendo por ejemplo para la central termoeléctrica Gral. San Martín en la localidad de Timbúes para prácticamente la misma potencia instalada. Además, en ningún momento se incluyen los costos derivados del manejo de los residuos que producirá dicha central, tema que aún no ha sido resuelto a nivel mundial. En segundo término se hace referencia a una fuente ilimitada, cuando en realidad el uranio existente en el planeta es finito y su abastecimiento sumamente problemático por las consecuencias que causa la minería, y si no se puede consultar a los habitantes de Mendoza y Córdoba referente a los pasivos originados por la actividad minera en dichas provincias. No se incluyen tampoco los costos de decomiso de la central terminada su vida útil y que suele alcanzar valores similares a los de construcción, quedando éste como pesada hipoteca para generaciones futuras. Sin dudas existe una gran cantidad de elementos más a considerar y creo que la jerarquía de vuestro medio requiere que el tratamiento de estos temas sea más riguroso.

Pablo Bertinat
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