“Es una desgracia”
ALEJANDRO ROFMAN economista del Grupo Fénix
¿Cómo impacta la expansión de la soja en las economías regionales?
–En el nordeste la expansión de la soja está teniendo un fuerte impacto social. La sustitución de algodón por soja, por ejemplo, produjo una disminución de la actividad productiva local. El algodón les generaba ingresos a pequeños productores y a miles de trabajadores informales que levantaban la cosecha con sus familias. Los beneficios se “derramaban” en la región a través de la compra de insumos y alimentos. La soja, en cambio, requiere una dimensión de producción extensiva que excluye al pequeño productor y demanda muy poca mano de obra. El valor agregado que se puede captar es muy bajo, porque el paquete agroquímico viene de afuera y la industrialización se realiza afuera. Desde el punto de vista económico-social, para las provincias del nordeste la expansión de la soja es una desgracia. En la ciudad de Resistencia, por ejemplo, la implementación del modelo sojero expulsó a miles de trabajadores.
¿Qué medidas debería tomar el Estado para revertir la situación que puede generar el riesgo del monocultivo?
–El gobierno nacional se manifestó a favor de impulsar la diversificación incentivando a los productores a rotar cultivos, pero por ahora no es más que una expresión de deseos. Se deberían discutir alternativas con los campesinos y aportar recursos técnicos y financieros. Una posibilidad es hacer como el gobierno de Santa Fe, que el año pasado auxilió con un fondo especial a los pequeños productores algodoneros del norte de su provincia.
Nota madre
Subnotas