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“Es una barbaridad que a un país que está saliendo de una recesión se le imponga la necesidad de tener un superávit primario, pues los recursos que puedan quedar disponibles por sobre ese superávit serán escasos si se consideran las amplias necesidades sociales. Tenemos a la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza y un desempleo del 16,3 por ciento, que equivale a 2,6 millones de personas. Por lo tanto, se debe crear un fondo de emergencia nacional con impuestos nuevos que se sumen a la recaudación normal prevista, para contribuir a resolver los problemas de empleo, reindustrialización, distribución del ingreso e infraestructura. Es necesario generar muchos más recursos adicionales, que deberán salir sobre todo del sector financiero, que no paga impuestos. Se podrían recaudar 9500 millones más a partir de la restitución de los aportes patronales, la recuperación para el Estado de las comisiones que perciben las AFJP y la creación de impuestos a las operaciones bursátiles y a la renta financiera.”