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La entrada de China a la OMC y su creciente apertura y occidentalización en el marco del crecimiento acelerado de su economía representan una oportunidad para la Argentina. No sólo a través de un aumento en las ventas de las tradicionales commodities, que componen el grueso de nuestra oferta actual, sino también buscando nuevos nichos de mercado para productos diferenciados y con mayor valor agregado en los que el país pueda posicionarse selectivamente. Sectores como el agroalimentario, el energético, el químico y farmacéutico, minero, máquinas y herramientas comienzan a mostrar una demanda creciente con fuerte potencial para la colocación de productos argentinos.
Existe un amplio margen para la cooperación. Es posible avanzar en la constitución de joint-ventures o asociaciones con empresarios chinos para la comercialización, producción o distribución de productos locales. El objetivo es aprovechar el conocimiento del mercado que ellos detentan, un complemento fundamental para el empresariado nacional no familiarizado con la región. El mercado chino no es de fácil acceso, tampoco imposible, pero tiene determinadas peculiaridades culturales que requieren un esfuerzo particular de conocimiento.