DóLAR, CONTROL DE CAPITALES, INVERSIONES Y MERCOSUR
“No hay temor a la heterodoxia”
¿El Gobierno va a seguir evitando una baja del dólar?
Federico Poli: El corazón del programa económico tiene que ver con una paridad cambiaria competitiva. Eso está claro en el ministerio y creo que en la sociedad también. Hubo un tramo de sostenimiento del tipo de cambio nominal con un comportamiento de precios mucho mejor que el que cualquiera hubiera pensado. Eso se pudo hacer porque el superávit fiscal permitió comprar el excedente del comercio exterior, y porque la emisión monetaria acompañó la suba importante que hubo en la demanda de dinero. La mayoría de los economistas decía que era una locura y que era inflacionario, pero en realidad se generó la liquidez necesaria para una economía en recuperación, que además tenía un muy bajo multiplicador bancario. Este año va a haber de vuelta un mix entre superávit fiscal y emisión para comprar dólares. En caso de haber un miniveranito de capitales especulativos, ya el ministro en su momento impuso medidas de control de capitales financieros para frenar su impacto, e incluso hubo un cerrojo cambiario que funcionó espectacularmente. No hay temor a hacer uso de instrumentos heterodoxos.
Sebastián Katz: Ya hay herramientas y si es necesario se las va a reforzar. En algo estamos de acuerdo todos los economistas: la dificultad de definir el tipo de cambio ideal. Lo que sí conocemos es el daño que les provocó a la producción y al empleo la apreciación cambiaria abrupta de los noventa. Lo que no vamos a permitir es que los sectores productivos tengan señales ambiguas. Eso no quiere decir necesariamente ir en contra de las tendencias del mercado, pero sí tratar de amortiguarlas.
¿Esperan más inversiones para 2005?
S. K.: La inversión se recuperó siete puntos desde la devaluación, del 11 al 18 por ciento del PIB, y los protagonistas de ese proceso no fueron las grandes empresas sino las pymes. Hay que apuntalar ese mecanismo y va a haber nuevos incentivos una vez que se cierre la negociación externa.
F. P.: La recuperación de la inversión se debe a la mejora de la macroeconomía pero también a los incentivos micro que llevamos adelante, como la Ley de Promoción de Inversiones, que es la más importante de los últimos 15 años, y que permitió destrabar decisiones que estaban paradas desde hace años.
Hubo quienes sospecharon que esa ley beneficiaba directamente a grandes grupos económicos locales.
F. P.: No es así. La amortización acelerada y la devolución del IVA para los bienes de capital son instrumentos que existen en todo el mundo, y que apuntan a cubrir las necesidades de financiamiento que surgieron en el país en los últimos años. No se trata de ninguna distorsión. Y además me gustaría debatir con quienes dicen eso para ver qué piensan que hay que hacer para fomentar las inversiones y generar empleo genuino.
¿Cuál es el futuro inmediato del Mercosur?
F. P.: En los noventa se medía el éxito del proceso de integración en función de la reducción intrarregional de las barreras al comercio, arancelarias y paraarancelarias. Lo que están planteando hoy tanto el gobierno argentino como el brasileño es volver al espíritu original que se planteó en los primeros acuerdos de los años ochenta, que tenían como objetivo incrementar el comercio intraindustrial, mejorar las competitividades y utilizar la región como plataforma de exportación hacia terceros mercados, evitando las especializaciones sectoriales, donde Argentina era productor de materias primas y Brasil de productos manufacturados. Argentina está planteando llenar los vacíos que perjudicaron a nuestra industria.
S. K.: La propuesta que hizo el ministro (para introducir salvaguardas en el interior del bloque) se va a volver a discutir en enero. Para nosotros el Mercosur tiene sentido económico en la medida en que garantice una complementación y una articulación productiva de las economías en un contexto equilibrado. Claramente Brasil no es responsable de la desindustrialización argentina, pero hoy sí puede aportar permitiéndonos recuperar el terreno perdido. Si Brasil tiene vocación de liderazgo en la región, tiene que entender que para liderar necesita socios y contrapartes fuertes.
F. P.: El problema de la desindustrialización argentina en los noventa era la extravagancia a nivel mundial de tener un tipo de cambio atado al dólar. Esa era la principal traba para un proceso de integración armónico. Hoy los dos tenemos tipos de cambio flotante y paridades competitivas, y hay condiciones objetivas para llegar a acuerdos con Brasil que permitan evitar daños a la industria argentina.