Domingo, 24 de abril de 2005 | Hoy
¿Qué hacer con los trabajadores excluidos?
LEONARDO GASPARINI
economista de la Universidad Nacional de La Plata
“El Plan Jefes debe ser entendido como un plan asistencial, no como un plan de empleo. Es una ayuda monetaria a gente necesitada, y por lo tanto debe alcanzar a familias con y sin hijos, a madres con más y con menos de tres hijos, a desocupados y a ocupados de salarios bajos, y a gente con distinto tipo de calificación (siempre que tenga ingresos bajos). Me parece que el Gobierno debería apuntar todos sus esfuerzos en implementar un sistema de transferencias monetarias simple y eficiente con el objeto claro de aliviar la pobreza. La integración plena de los marginados sin calificación al mercado laboral formal es un objetivo mucho más ambicioso, para el que, me parece, no hay recetas milagrosas, ni grandes planes que resulten efectivos. La reactivación de la economía, las nuevas inversiones, las ganancias de productividad y la reducción de los desincentivos al empleo del sistema impositivo ayudarían de a poco a reconstruir el empleo y los salarios de los grupos marginados. Pero en la transición, que seguramente será larga, un buen sistema asistencial es esencial. Ahí, sobre todo, debería poner esfuerzos el Gobierno.”
ESTELA GRASSI
socióloga UBA
“Es muy probable que entre los beneficiarios del Plan Jefes haya situaciones (y no pocas) en las que deban enfrentarse muchas dificultades para acceder al mercado de trabajo o a algún empleo medianamente rentable. También hay que considerar que el trabajo no es, necesariamente, el gran integrador. Eso depende de las condiciones de empleo, las que no parecen mejorar y no sólo por lo elevado del trabajo en negro. En lo inmediato, la situación particular de los grupos más vulnerables es necesario atenderla con una política puntual. Lo que resulta difícil de imaginar es que sea efectivo un plan de capacitación a largo plazo. Por lo menos, la propuesta debería considerar las diferentes edades. En el caso del Plan Familias, en la medida que esté efectivamente dirigido a padres o madres, puede atender situaciones de emergencia que tampoco deben desestimarse, porque no hay ‘largo ni mediano plazo’ para ellas. Ambas son políticas válidas frente a los hechos consumados. Pero el problema es que no está clara una política laboral (empleo, salarios, protecciones) que no sea ‘asistencial’, porque de lo que se trata es de no reproducir las mismas condiciones de emergencia.”
ALBERTO BARBEITO
economista Ciepp
“El diseño del Plan Jefes contempla una lógica de carácter emergencial focalizado que se debe modificar. Hay que definir una política que diferencie los programas de empleo de aquellos destinados a sostener los ingresos de los sectores más vulnerables. El Gobierno comenzó a realizar esa distinción al habilitar el traspaso de las mujeres con hijos del Plan Jefas al Plan Familias, pero hay que hacerlo de manera más integral y asignándole un carácter universal al beneficio. La solución sería otorgar una asignación universal a la niñez y a todos los adultos-mayores sin cobertura jubilatoria. En el caso de los problemas específicos de empleo, también debe haber políticas integrales que no se circunscriban a los beneficiarios del plan sino que incluyan a los trabajadores precarios que están entrando y saliendo del mercado. El papel del Estado como empleador de última instancia es fundamental. En la actualidad hay enormes déficit de infraestructura y servicios que se podrían solucionar con fondos públicos y la utilización de mano de obra de baja calificación que no puede conseguir empleo en el mercado.”
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