La última crisis dejó espacio para el crecimiento de los bancos de capital nacional. Esas entidades ocuparon el lugar que dejaron los extranjeros que se fueron de la Argentina: los franceses del Crédit Agricole y del Société Générale, el italiano Sudameris, los ingleses del Lloyd’s y los canadienses del Scotia. Entre el Macro, presidido por Jorge Brito, y el Comafi, de las familias Cerviño y Maschwitz, se repartieron el Scotiabank. El Sudameris y el Lloyd’s quedaron para el Patagonia, entidad perteneciente a la familia Stuart Milne. El Macro, que ya había incorporado al mexicano Bansud antes de la explosión de la crisis y manejaba a su vez bancos provinciales (Misiones, Salta y Jujuy), también absorbió dos de los tres abandonados por el Crédit Agricole: el Suquía y el Bisel, aunque en este último caso sigue funcionando en forma independiente. El Macro, por último, también se quedó con la mayoría accionaria del Banco Privado de Inversiones, entidad de capital nacional especialista en tarjetas de crédito. La familia Estrada, socia de Brito, aún maneja la logística del negocio. El Supervielle, perteneciente a la familia homónima, que ya poseía el Banex, se quedó con el Société Générale y acaba de fusionar ambas instituciones. Por último, el Grupo Eskenazi, que era dueño del Banco de Santa Cruz y del de San Juan, sumó al Nuevo Banco de Entre Ríos.

Ellos son los principales banqueros argentinos. Su historia se inició a comienzos de la década del ’80. Aunque entonces no eran banqueros sino mesadineristas, jugando los días en el inmenso paño del mercado financiero. Recién a fines de aquellos años dieron el primer paso hacia una mayor institucionalización. Como banca de inversión formaron un negocio de mayor escala. El próximo salto lo describieron recién una década más tarde. Después del Tequila, esas mismas entidades tuvieron protagonismo en la ola privatizadora de los bancos provinciales. Aún conservan esas entidades que les reportan jugosos dividendos.

Después de la última crisis, y cuando el corralito ya era historia, los banqueros nacionales se agruparon en Adeba, con el objetivo de diferenciarse de sus colegas extranjeros, que quedaron en ABA (Asociación de Bancos Argentinos).