Domingo, 6 de enero de 2008 | Hoy
HORACIO GIBERTI
ex secretario de Agricultura
“No estoy de acuerdo con el sistema de compensaciones. El problema hay que enfrentarlo con una política integral de precios y comercialización que tenga como objetivo un crecimiento con mayor equidad. Lo que se debe hacer es diferenciar los precios internos de los externos, porque las cotizaciones internacionales subieron de manera extraordinaria. El Estado debería intervenir comprando la producción para luego exportarla al mejor precio posible. Así podría recibir los precios internacionales sin ninguna limitación y volcar hacia el mercado interno un precio que le asegure al productor una ganancia razonable, pero que garantice un crecimiento con equidad. De esa forma no sería necesario subsidiar el consumo. Algunos analistas señalan que, en el caso de la soja, no se debería intervenir porque la mayoría de la producción se exporta y no tiene incidencia en el consumo interno, pero la intervención tiene mucho sentido porque si dejamos que el productor reciba el precio pleno, la soja desplazaría al resto de los cultivos. La intervención se debería llevar adelante con juntas nacionales como las que hubo en el pasado. En ese caso, el Estado también podría intervenir para que los precios no cayeran mucho cuando la situación sea desfavorable. Este tipo de intervención no se puede recrear de un día para el otro. Es un proceso que va a demandar tiempo, pero hay que empezar cuanto antes, porque si no nunca lo vamos a lograr. Además habría que mejorar la eficiencia de la cadena agroindustrial. En el caso de la carne, es evidente que mejorando la eficiencia de frigoríficos y carnicerías se podría lograr un margen de comercialización menor que el actual.”
JAVIER GONZALEZ FRAGA
economista
“El sistema de subsidios a los alimentos, implementado hace casi un año, ha sido un fracaso, ya que no ha beneficiado a los pobres y ha causado un grave perjuicio a los productores primarios y a los industriales más serios del país. Además, el sistema de pago del Oncca es discreto y poco transparente. Los productos a precios subsidiados no siempre están disponibles en los mercados de los barrios carenciados, en cambio muchas veces se subsidia la leche del gato del millonario. También fracasaron las restricciones a las exportaciones de carne y de lácteos. No contuvieron los precios de los cortes populares (el asado llegó a 13 pesos, el doble del precio “oficial”), mientras los cortes de exportación se venden internamente a una tercera parte del precio internacional. La alta faena de vientres ha sido la respuesta. Las retenciones sobre las exportaciones lácteas sólo sirvieron para generar más desaliento en una producción que sufre la competencia de la soja y que además tuvo problemas climáticos. La respuesta ha sido una caída de casi el 10 por ciento en la producción, y un colapso de las exportaciones, justo cuando los precios se han casi triplicado en 4 años. Sería mucho más barato y efectivo subsidiar directamente los hogares necesitados, que ya están identificados e incluidos en el Plan Jefes o en el Plan Familias. Se les puede asignar, en función de su estructura familiar, una cantidad de leche, carne, harina, y otros productos, gratis o a precios diferenciales. Esto ha funcionado en muchos países. Así no se genera desaliento en el productor primario y permitiría instalar a la Argentina como potencia agroindustrial, generando empleos en todo el país.”
ROBERTO DVOSKIN
economista de la Universidad de San Andrés
“Las compensaciones que otorga la Secretaría de Agricultura no tuvieron ningún efecto en términos de precios. Ese mecanismo se implementó para redistribuir ganancias al interior de la cadena productiva. Lo que se hace es sacarle una parte de la renta al exportador a través de las retenciones y repartirlo entre productores e industriales. El objetivo de la Secretaría de Agricultura no es contener la suba de precios sino mejorarles la retribución a los productores. Ahora bien, cuando se aumentan las retenciones, el valor de exportación es más bajo y entonces baja el precio interno. No son las compensaciones sino la suba de las retenciones lo que ayuda a frenar los precios, pero el éxito fue relativo porque en el último año los bienes de la canasta básica aumentaron más que la inflación, incluso tomando los datos del Indec. Lo que debe hacer el Estado es fijar precios de referencia de largo plazo, que tomen en cuenta parte del impacto que va a ir generando la creciente demanda internacional, y tratar de ir convergiendo a esos valores para prever la tasa de inflación. Ese horizonte les otorga previsibilidad a los consumidores y también a quienes tienen que decidir inversiones. Otra alternativa es que el Estado regule los precios comprando y vendiendo productos de alta estacionalidad como lo hacen otros países del mundo. Canadá regula permanentemente los precios comprando productos frutihortícolas y avícolas, pero en Argentina es muy difícil porque no hay instrumentos para llevar adelante ese tipo de intervención pública. Además, cuando se lo hizo, el fracaso fue tan grande que ahora resultaría muy complicado generar el consenso para volver a intentarlo.”
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