TEATRO › BETIANA BLUM Y HUGO ARANA, JUNTOS EN UNA PUESTA DE “FILOMENA MARTURANO”
“Es una catarata de sentimientos”
“Algunas peleas de pareja se parecen a una declaración de guerra”, dice el dúo, protagonista de una pieza que retrata a un hombre adinerado y una prostituta en larga convivencia.
Por Hilda Cabrera
“Ahora, a la arena, a lidiar”, arenga el actor Hugo Arana y la actriz Betiana Blum asiente. Han finalizado los ensayos en el Actor’s Studio de Buenos Aires y se aprestan al estreno en el Teatro Corrientes de Mar del Plata. Ese cambio los inquieta. “Se aquerencia uno y es inevitable la sensación de que todo lo hecho se desmorona”, apunta el actor. Blum percibe de modo semejante ese traslado y recuerda las enseñanzas de Stanislavski referidas a la concentración del intérprete. Protagonizan Filomena Marturano, obra del italiano Eduardo De Filippo (1900-1984), autor de historias en las que predominan los personajes de extracción popular. La pieza sube a escena mañana, con un elenco de actores y actrices del ámbito local y marplatense, dirigidos por Manuel González Gil. El neorrealismo que el autor, director y actor napolitano imprimió a sus creaciones de posguerra influyó en la escena argentina con esta obra de 1946 que en Buenos Aires protagonizó Tita Merello, también en cine, con dirección de Luis Mottura. En 1987, Cecilio Madanes realizó una puesta atemporal de Sábado, domingo y lunes en el Teatro Blanca Podestá, donde actuó María Rosa Gallo. En el plano internacional, Filomena... asomó bajo el título de Matrimonio a la italiana, film de Vittorio De Sica que interpretaron Sofía Loren y Marcelo Mastroianni. De Filippo desarrolló problemáticas afines a la gente común desde sus primeras obras, en Todos unidos cantaremos por ejemplo, y de crítica social sobre temas álgidos, entre otros el poder de la camorra en su país.
En esta nueva adaptación de Filomena... se han agilizado varias escenas: “La obra empieza a mil. Filomena finge estar muerta porque quiere que Domingo Soriano, su amante, se case con ella. Es una obra muy visceral en la que convergen los conflictos propios de la convivencia, los reproches, las concepciones respecto de qué es una familia y el adulterio”, resume Blum, actriz de interesante trayectoria en teatro, cine y televisión, donde condujo programas como el reciente Afectos especiales, de Canal 7. Integró el elenco de la exitosa Porteñas, dirigida también por González Gil, componiendo a la esposa de un senador. Por su lado, Arana se inició en la actuación a mediados de los ’60, destacándose en cine, tevé y teatro, entre otras piezas en El saludador, de Roberto Cossa (caracterizando a un personaje que padecía amputaciones físicas a consecuencia de algún fracaso político y social), y en la versión musical de La Nona, de Cossa, con dramaturgia de Eduardo Rovner y música de Ernesto Acher.
Blum y Aranda recuerdan haber sido compañeros de clase en los talleres de Augusto Fernandes y actuado juntos en Noche de ronda, película de 1997 que rescata cuentos de autores argentinos. Betiana personifica allí a Luna, dueña de un bar, y Hugo, a un parroquiano “que mientras toma su vinito se apropia de las historias que escucha”. Concretaron también una gira con Made in Lanús, presentándola en ciudades de Estados Unidos, México y Colombia, obra que, por otra parte, recorrió el país y fue presentada en teatros de España. Este reencuentro en Filomena... los reconforta. El actor opina que se trata de una pieza ortodoxa, “por su texto, las situaciones, el contrapunto de los diálogos, los enfrentamientos y las pasiones”.
–¿La consideran un melodrama de época?
Hugo Arana: –Es cierto que hoy uno de los conflictos fuertes de la obra no podría mantenerse por mucho tiempo. Domingo no sabe cuál de los tres hijos de Filomena es el suyo. Intenta descubrirlo en los rasgos físicos, los gustos... Esta incertidumbre se acaba hoy con un ADN. Sin duda, la obra se relaciona con una época que permite construir ese enigma. Sin embargo, el armado de esta pareja es original para su tiempo. De Filippo muestra aquí a un hombre adinerado (Domingo) y a una prostituta que han convivido durante décadas. Esta situación sorprende, y también la manera que eligió para contarla. Betiana Blum: –Para mí es teatro popular, sencillo y al alcance de todos. No hay que tener una preparación especial para entender qué pasa en el interior de estos personajes. Domingo ha hecho plata con sus caballos de carrera y sus negocios; viaja seguido a Europa y le gusta salir con mujeres. Ella ha pasado por momentos de mucho maltrato y miseria y, a diferencia de este hombre, no puede llorar.
–Quizás este rico llora porque tiene algo que perder.
H. A.: –La sociedad de los ’50 imponía a los hombres no llorar, pero Domingo es un bon vivant, alguien que se escapó del molde. Mientras ensayábamos me pregunté varias veces qué me proporcionaba esta obra. Y ahí me di cuenta de sus valores. Más allá de cómo manejamos nuestra vida, sabemos que existe otro universo, interior, más primario, que cuando aparece arrasa con cualquier impostación. Esta obra es eso, una catarata de sentimientos primarios que se convierte en alerta. Ojo, entonces con esa zona nuestra que olvidamos, porque podemos perderla para siempre.
–Pero ese tipo de transformación se da antes en Domingo que en Filomena.
B. B.: –Porque ella es la dueña del fuego; la que moldea la historia. Esta mujer esperó treinta años antes de lograr lo que se propuso. Es un personaje que une las dos máscaras del teatro: por un lado nos hace reír y por otro nos conecta con las emociones más fuertes, pero de una manera bastante dulce.
–Sin embargo, cuando entra en acción no hay quien la detenga.
H. A.: –Es que algunas peleas de pareja se parecen a una declaración de guerra. Se arrancan los ojos. Cuando uno tiene la oportunidad de interpretar personajes como éstos, comprende por qué eligió ser actor. Este material de De Filippo tiene vida propia y sentido moral.
–¿Qué pasa cuando no los conforma un personaje?
B. B.: –Rechazo todo lo que creo nocivo. No puedo trabajar en algo con lo que no estoy de acuerdo. Hay demasiada basura por ahí.
H. A.: –Yo debo tener dos o tres manchitas, alguna comedieta de la que me arrepentí.
B. B.: –No me estoy refiriendo a la calidad sino al contenido. Cuando digo basura, digo falta de ética, digo robo. El que se le hace al espectador ofreciéndole cualquier cosa.
–¿Dejan testimonio escrito de sus experiencias como intérpretes?
H. A.: –En eso soy totalmente inútil. Me he pasado la vida queriendo escribir un unipersonal, pero no hay caso. No arranco. No sé escribir. En cambio, creo, soy un buen charlista.
B. B.: –Escribí un guión para cine con Marcos Carnevale y publiqué un libro, Sentirme bien. Por ahora es lo único terminado. Espero poder comenzar ya con unas grabaciones en Canal 9 y estrenar esta Filomena..., donde me siento segura a pesar de los miedos del estreno porque está Hugo. Creo que vamos a sostener bien este trabajo.