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Tanto Blum como Arana se explayan sobre algunas actitudes del público. El costado favorable es aquel en que se les agradece por hacerlos reír, y disfrutar de una historia, y el áspero el de la agresión, disimulada o no. El actor califica a ciertos comentarios de “caricias que esconden un puñal”. Según Arana, los actores y actrices representan para la mayoría de la gente un mundo de fantasía, bien distinto del complejo y difícil de todos los días. “Nos colocan en ese pedestal en el que querrían estar. Nosotros arriba y ellos abajo, y eso no les gusta, porque además nuestro lugar les parece inalcanzable. Entonces, nos voltean.” Blum prefiere obviar ese aspecto; Arana, en cambio, lo subraya: “No falta el que te ve y te dice: ¡Está canoso, eh! o ¡vos sí que nunca vas a ser galán! A un tipo de unos 40 años que me dijo esto último, le contesté: ¡Y vos, inteligente, jamás! Esa gente que inventa historias fabulosas sobre uno es la misma que cuando no cumplís con sus expectativas te baja de un hondazo.