Miércoles, 4 de agosto de 2010 | Hoy
TEATRO › NORA LEZANO, FABIANA REY Y SU PUESTA SOBRE TEXTOS DE LA POETA EN EL C. C. DE LA COOPERACIóN
La actriz y la directora prefirieron escapar del lugar común de indagar en la vida tormentosa de Alejandra Pizarnik. Hicieron uso de varios textos para investigar la potencia de su poesía.
Por Hilda Cabrera
Atrapadas por la poesía de Alejandra Pizarnik, la actriz Fabiana Rey y la fotógrafa Nora Lezano crearon Tapiz Pizarnik, performance que “cruza metáfora y cuerpo con la libertad que da el texto poético”, al decir de Rey, con trayectoria en esta línea de espectáculos. Ha realizado presentaciones sobre poemas y textos de Olga Orozco, Adelia Prado, Oliverio Girondo, Jorge Enrique Ramponi e Ivonne Bordelois, Allen Ginsberg y Cristina Piña, con quien estrenó Minimalas, Surrea... ¿Qué, parodia en torno del surrealismo y la poesía minimalista. Sus presentaciones sobre el material de Orozco fueron numerosas, entre otras Relámpagos de lo invisible, dirigida por Nora Lezano. “Viajé por el país a través de los programas culturales de Café Cultura, llevando poemas de Orozco y Atahualpa Yupanqui, como ‘El Cebadal Azul’. Trabajar con Nora me ayudó a crecer y Pizarnik era una asignatura pendiente”, resume la actriz. Esta vez, relacionó párrafos, versos, canciones y armó un relato que, en principio, denominó “Espacio Pizarnik”, porque –dice– “empecé escribiendo ‘Espacio. Gran espera. Nadie viene. Esta sombra... ’ (de Los trabajos y las noches). Era la búsqueda del espacio permanente, el jardín al que debía llegar. Ahí tomé conciencia de haber elaborado un cuento, y traté de evitar la palabra muerte”.
–¿Para no asociarla con el suicidio?
Fabiana Rey: –No quería caer en cosas oscuras. La imagen de Alejandra está muy pegada a ese final. Preferí destacar su mimetización con las artes plásticas: ella había tomado clases con el pintor Juan Battlle Planas. La poeta Ivonne Bordelois (autora del revelador ensayo El país que nos habla) nos mostró dibujos de Pizarnik que no están en Internet y decidimos incorporarlos al espectáculo.
Nora Lezano: –Uno de los que fotografié aparece en Tapiz...
F. R.: –Por eso digo: “Si de pronto una pintura se anima...” En la primera parte desarrollamos la idea de la búsqueda de un jardín, con la conciencia de lo ausente y de la fuerza del deseo. En la segunda, quisimos que aparezca la atracción de Alejandra por las artes plásticas.
–¿Qué textos sirvieron a esta dramaturgia?
F. R.: –Extracción de la piedra de locura, Los poseídos entre lilas, En esta noche, en este mundo (de Textos de sombras y últimos poemas); El sueño de la muerte o El lugar de los cuerpos poéticos. Tomé sólo fragmentos. Hablo con tanta soltura de lo que armé, porque antes del estreno mostré la dramaturgia a Cristina Piña e Ivonne. Ellas me dieron el okey.
–¿Por qué utilizan un trencito de juguete como alegoría de viaje?
N. L.: –Debíamos resolver el montaje con pocos elementos y bien concretos, pero que no tuvieran más peso que la palabra. Los objetos, la música y los videos debían acompañar a la palabra. En los ensayos poníamos a prueba todo lo que creíamos haber logrado. La correspondencia de Pizarnik es muy interesante, y también fue un aporte.
–¿El álbum de fotos que hojea Fabiana en escena es una antigüedad?
N. L.: –Sí, y está buenísimo; me lo regaló Emmanuel Horvilleur. Es parte de la historia de una familia china. Allí hay fotos muy lindas, algunas del Italpark. Es un álbum increíble. Los elementos incorporados son, en general, no convencionales.
–¿También las voces en off? Una de éstas parece la de un duende...
F. R.: –O la voz del bosque; y el grito que pego es un grito animal.
N. L.: –No queríamos un espectáculo solemne, porque la gente le tiene miedo a la poesía.
–¿Quizá porque desorienta?
N. L.: –No es necesario que el público entienda todo, pero sí que se lleve algo.
F. R.: –La poesía de Alejandra se devela desde distintos lugares. La intención no era contar el cuento de la viajera que alguna vez murió, sino trabajar sobre el concepto del arte como interrogación.
–Pizarnik está y no está en escena. ¿Cómo se logra esa ambigüedad?
F. R.: –Antes de incorporar un elemento, evaluamos el significado. A veces contesto mis preguntas, otras incorporo una imagen o una voz en off. La mía es una voz más, un elemento. No soy Pizarnik.
N. L.: –Este es un trabajo grandote, más completo que Relámpagos..., donde lo mío estaba más cerca de la fotografía, como acomodar luces y texto.
F. R.: –Me gusta utilizar objetos originales. Para “El Cebadal Azul” conseguí un cuenco tibetano. Con Nora proyectamos hacer otro espectáculo con versos de Yupanqui... ¡Es tan ritual!: “No me dejes partir, viejo algarrobo... /Levanta un cerco con tu sombra buena,/ atame a la raíz de tu silencio/ donde se torna pájaro la pena...”
–¿También quisieron ser originales con el apilado de libros?
N. L.: –Esos libros tienen vida, sobrepasan la altura de Alejandra y ahogan, se convierten en un muro o liberan. Jugamos con los libros y el video, y todos los elementos juegan entre sí. Los objetos no empiezan y terminan de la misma manera.
F. R.: –¡Hasta arranco una página de un libro viejo...!
N. L.: –¡Una herejía! En mi archivo tenía muchas imágenes de pasto y árboles, y me dije “esto tiene que ir”. Creo que, inconscientemente, también yo estoy buscando un jardín.
F. R.: –La naturaleza está muy presente, porque lo particular de Alejandra es la vitalidad de su arte y su literatura, y la plasticidad y capacidad de síntesis: “Mi jaula se ha vuelto pájaro./ Qué haré con el miedo”. Con Nora nos preguntábamos cómo podía plasmar tanta posibilidad de sensaciones en sólo dos versos. (El poema es “El despertar”, dedicado al analista León Ostrov). No es que una critique a los que toman a Pizarnik desde su biografía, su suicidio, su vida border, pero yo preferí no meterme en su vida privada. Cuando hicimos un work in progress en la Feria del Libro me impresionó la cantidad de jóvenes que venían a vernos. Cristina Piña dijo entonces algo importante: Pizarnik sigue siendo vanguardia.
–¿El cruce de lenguajes se acomoda bien a la escena de hoy?
N. L.: –Es lo que hacemos: cruzamos textos y voces, fotografía, video, luces... y hasta un grito animal.
F. R.: –Antes de ese grito, digo: “Quiero ver el fondo del río, quiero ver si aquello se abre, si irrumpe y florece del lado de aquí, y vendrá o no vendrá, pero siento que está forcejeando...”. Es una mixtura hecha con gran libertad.
–¿Cómo se logra dar cuerpo a algo tan inasible?
F. R.: –Lo intento cuando mojo un papel en el agua y comienzo: “Si digo agua, beberé; si digo pan, comeré, en esta noche, en este mundo. Extraordinario silencio el de esta noche”. Lo que pasa con el alma es que no se ve, lo que pasa con la mente es que no se ve, lo que pasa con el espíritu es que no se ve. De dónde viene esta conspiración de invisibilidades. Ninguna palabra es visible.
–¿Sustituye a la ausencia?
F. R.: –Lo ausente queda, se siente. Completamos el vacío. Nos ayudamos con elementos.
–¿El sonido, por ejemplo?
N. L.: –Ignacio Viano es un amigo, se ocupa del sonido y de la música. Le gusta experimentar.
F. R.: –Le pedimos que esté presente el tipeo de la máquina de escribir: Alejandra era rapidísima. Y algún otro guiño, pero siempre desde la puesta, dando la impresión de que el texto dicho se estuviera escribiendo en ese mismo momento.
* Tapiz Pizarnik, performance poético-teatral con textos de Alejandra Pizarnik. Dramaturgia e interpretación de Fabiana Rey. Filmación y edición de video: Esteban Perroud. Música y sonorización: Ignacio Viano. Asistencia de dirección y animación: Alejandro Pippa. Dirección y puesta en escena de la fotógrafa Nora Lezano. En la Sala Raúl González Tuñón del C. C. de la Cooperación, Corrientes 1543. Funciones: viernes a las 20.15. Hasta el 20 de agosto. Localidades: 35 pesos. Descuentos a jubilados y estudiantes. Reservas: 5077-8077.
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