Viernes, 28 de junio de 2013 | Hoy
TEATRO › LOS MINISTROS LOMBARDI Y CHAIN EXPLICARON EL MASTER PLAN DEL TEATRO SAN MARTIN
Con serios problemas edilicios, que determinaron la suspensión de funciones del Ballet Contemporáneo y de Final de partida, con Alfredo Alcón, el gobierno porteño tuvo que salir a contar qué hará con el mayor teatro de prosa de la Ciudad.
Por María Daniela Yaccar
El mes pasado los actores volvieron a hablar de “privatización encubierta” del Teatro San Martín. Cortaron la calle Corrientes y protestaron por el alquiler de las salas para eventos privados (el reclamo no es nuevo, se remonta a 2010). A esa denuncia se sumó, hace pocas semanas, otra situación de malestar: el Ballet Contemporáneo suspendió una función porque no estaban dadas las condiciones para subir al escenario. Las calderas y las cañerías habían entrado en colapso. El público se enteró de la cancelación a minutos de que se alzara el telón. Lo mismo ocurrió este miércoles con Final de partida, obra en la que actúa Alfredo Alcón. La gente hizo cola (la función estaba vendida a pleno), pero no para entrar a la sala Casacuberta a disfrutar del texto de Samuel Beckett, sino para que le devolvieran el importe de las localidades. En este marco, al que hay que agregar constantes filtraciones de agua en las salas cada vez que llueve, el gobierno porteño salió ayer a responder a una parte del reclamo: anunció un plan de obras para el Teatro San Martín. Lo presentaron conjuntamente el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, y el de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín.
Las mejoras están presupuestadas en 72 millones de pesos, aunque en ese número también se cuentan reformas para el Centro Cultural San Martín (sobre la calle Sarmiento), el Teatro Alvear y el depósito Gregoria Pérez. Chaín y Lombardi detallaron aquellas que ocurrirán en el San Martín, el corazón de las protestas de los artistas. Por sus problemas edilicios y por los usos que le da el gobierno porteño –el mes pasado, por ejemplo, se realizó un congreso de abogacía, y poco antes la sala Martín Coronado se alquiló para una serie de charlas de Deepak Chopra, a 900 pesos la platea–, este teatro quedó en el ojo de la tormenta. “Queremos hacerle una operación a corazón abierto”, expresó Chaín. “Todos los órganos del cuerpo del teatro tienen que seguir funcionando. Tenemos que evitar un paro cardíaco”, agregó el funcionario. Se insistió mucho con eso: con que se intentará evitar el cierre total del teatro. Lombardi puso como ejemplo a no seguir lo que ocurrió con el Colón: el megaplán de reformas del gran coliseo porteño comenzó en el gobierno de Telerman y terminó en el de Macri. Durante mucho tiempo, se desarrolló a sala cerrada.
Ese es uno de los temores que apareció en la comunidad artística cuando se anunció que habría refacciones de envergadura en el San Martín. Y Chaín y Lombardi intentaron disiparlo. “La experiencia del Colón, de cerrar y abrir, fue muy traumática. Trataremos de minimizar al máximo los períodos de cierre total”, deslizó Lombardi. ¿En qué consisten las reformas? Se habló de cuatro ítems principales: la impermeabilización del teatro, para evitar filtraciones tanto en techos como en laterales, ya comenzó y estaría terminada para el último trimestre de este año. Entre octubre y noviembre se iniciará una obra de ampliación, que se extenderá por ocho meses. Serán inaugurados camarines para el Ballet Contemporáneo, dirigido por Mauricio Wainrot. Se solucionará el problema de filtraciones del depósito Gregoria Pérez y se le incorporará tecnología más acorde con sus funciones. Por otra parte, Chaín y Lombardi hablaron de una “megaobra”, que trascendería la gestión macrista. Se trata de un gran plan de ingeniería para mejorar los circuitos eléctricos, las cañerías y las calderas: modernizar este edificio emblemático de Buenos Aires, sin cambiar su estructura, pues se trata de patrimonio cultural. Fue concebido por el arquitecto Mario Roberto Alvarez y se inauguró el 25 de mayo de 1960.
Cuando el Ballet Contemporáneo suspendió la función, el mismo Lombardi admitió a la prensa que las condiciones del teatro no eran las más adecuadas. Ayer, por el mismo inconveniente –se rompió la caldera, por lo que no había calefacción para espectadores ni agua caliente en los camarines–, se cancelaron las funciones de Final de partida. “Tuvimos algunos problemas con el agua ayer”, fue todo lo que dijo Lombardi. Según los ministros, el edificio nunca fue restaurado verdaderamente. “Siempre hubo parches”, afirmó el titular de la cartera de Cultura, que asumió hace casi seis años, en diciembre de 2007. “Cuando uno hacía un edificio, canaleteaba, rompía algún pedazo del mismo y sobre eso se colocaban instalaciones. O sea, no es que abrimos una puerta y nos encontramos con la instalación de electricidad. Los cables están en las entrañas del cuerpo vivo”, explicó Chaín.
Los funcionarios remarcaron que la megaobra es “invisible”, que no responde al “marketing político”. “Pero sin ella nada de lo que es visible tiene sentido”, sugirieron. Dicen que quieren dejarlo como un edificio nuevo. Y que eso concluiría en 2015. “La inversión de la obra va a ser la que sea necesaria. No puedo terminar de saber por qué todavía estamos en fase de ingeniería”, sostuvo Chaín, refiriéndose puntualmente al Teatro San Martín, que en 2010, al cumplir sus bodas de oro, también estuvo a punto de ser sometido a mejoras sustanciales, que quedaron en la nada.
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