Viernes, 28 de junio de 2013 | Hoy
LITERATURA › III FERIA DEL LIBRO JUDIO EN LA SOCIEDAD HEBRAICA ARGENTINA
“Esta feria traduce una relación identitaria muy importante que hay entre la cultura judía y el libro”, dice el filósofo Darío Sztajnszrajber, que mañana inaugura una nueva edición de la feria.
Por Silvina Friera
La química de las ideas y de los sentimientos fue el primer capítulo de un largo camino, el martillazo vocacional hacia la filosofía. Darío Sztajnszrajber nunca podrá olvidar que Humano, demasiado humano, el primer libro de Nietzsche que devoró cuando tenía 15 años, se lo recomendó y entregó una joven empleada de la biblioteca de la Sociedad Hebraica Argentina (SHA). “Ese libro me cambió la vida”, subraya el filósofo de apellido enredado, tan complicado de pronunciar como de escribir, que mañana a las 19 ofrecerá una conferencia sobre “La identidad judía como un texto en movimiento” en el marco de la III Feria del Libro Judío “Davar: la palabra y el verbo”, que se extenderá hasta el jueves 4 de julio en la SHA con entrada libre y gratuita. Se espera una semana movidita y agitada por las presentaciones de libros, las charlas y participaciones de Ana María Shua, Marcelo Birmajer, Diana Sperling, Ricardo Feierstein, Silvia Plager, Myrtha Schalom, Fanny Mandelbaum, Mario Ber y Mario Goloboff, entre otros escritores, pensadores y periodistas. “Esta feria traduce una relación identitaria muy importante que hay entre la cultura judía y el libro. Durante muchos siglos la patria del judío fue el libro; entonces cada edición es una especie de homenaje no momificante. Pensar la identidad como texto abierto transparenta bastante lo que es la identidad judía”, dice el filósofo a Página/12.
¿La identidad judía es más abierta y dinámica que otras identidades? “Hay un conflicto de interpretaciones, no hay una única manera de leer la identidad en el mundo judío –responde Sztajnszrajber–. Hay lecturas fuertemente esencialistas que piensan la identidad como una esencia que diferencia al judío de otras culturas. Y frente a esas interpretaciones bastantes dominantes, sobre todo en lo que es la institucionalidad judía, tenés a contrapelo lecturas que reivindican otras tradiciones que también son parte de la identidad judía y que la entienden siempre contaminándose con el otro. La idea es que la identidad judía no es sólo algo definitivo, sino que a lo largo de la historia es fruto de las diferentes mixturas que ha generado con otras culturas, con otros pueblos, con otras religiones. Hay un intento de parte de los esencialistas de defender una especie de judaísmo puro que a mi entender no sólo ideológicamente es dogmático, sino que además no traduce la historia misma de la cultura judía, que es una historia de contaminaciones múltiples.” Se intuye que la conferencia que dará el conductor de Mentira la verdad, ese programa de canal Encuentro que modificó la manera de abordar la filosofía en la televisión, será una de las actividades de mayor concurrencia en esta tercera edición de la Feria del libro Judío. “Yo soy partidario de las mixturas, de las impurezas y de las contaminaciones”, sintetiza el editor y compilador de Posjudaísmo.
Si el libro y la lectura son una de las formas de afianzar el diálogo y la convivencia, en esta edición, como en otras, se presentarán varios libros: Como la sangre que corre, de Myrtha Schalom; El caso del concurso literario, de Ricardo Feierstein, y La fe en el Nombre. Una lectura psicoanalítica de las creencias, de José Milmaniene, entre otros títulos. A la hora de recomendar un par de charlas imperdibles, el lunes 1º de julio a las 20 Marcelo Birmajer hablará sobre “Las historias que me contaron y las que invento”. El jueves 4, antes del cierre, será el turno de Ana María Shua y una charla acerca de la imagen de la mujer en la literatura popular. La formación de Sztajnszrajber estuvo atravesada por las instituciones judías. “Estudié en un colegio judío en la primaria y aparte fui a Hebraica, que a mí me ayudó notablemente al desarrollo de mi identidad. Yo fui a Hebraica en la época de la dictadura, un tiempo en el cual se pudo ejercer cierta libertad en las actividades culturales y sociales. Debo gran parte de lo que soy y sigo siendo a esos momentos en Hebraica”, recuerda el filósofo.
* Más información en www.hebraica.org.ar
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