Sábado, 7 de septiembre de 2013 | Hoy
TEATRO › ROMINA PAULA HABLA DE FAUNA, SU TERCERA PRODUCCION JUNTO A LA COMPAÑIA EL SILENCIO
En la obra, que puede verse los fines de semana en Espacio Callejón, un cineasta y su actriz buscan darle forma al guión de una película que se basará en la vida de una singular mujer, entrevistando a sus dos hijos. Entre el mito y el recuerdo, la silueta se delinea.
Por Cecilia Hopkins
Un cineasta y su actriz buscan darle forma al guión de una película que se basará en la vida de una singular mujer, a medio camino entre amazona solitaria y refinada mujer de mundo. Ambos esperan recopilar datos de la intrincada vida que llevó, entrevistando a sus dos hijos. Entre el mito y el recuerdo, la silueta de esta mujer se va delineando, al igual que los conflictos y amores cruzados o compartidos que rodean a los que llevan adelante el proyecto. Fauna es la tercera producción de la compañía El Silencio, que dirige Romina Paula, coproducida entre el Centro Cultural San Martín y varios festivales franceses. Este espectáculo puede verse en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759) los sábados a los 22, y los domingos a las 17 y a las 19.30. Hacia fin de año se presentará en París, Toulouse y Girona. Los intérpretes son Susana Pampín, Pilar Gamboa, Esteban Bigliardi y Rafael Ferro.
Hace diez años que Paula se dedica al teatro y, según le cuenta a Página/12, la compañía El Silencio le brinda desde 2008 un lugar de continuidad en el teatro. Como es autora de los textos que utiliza, entre la escritura y los ensayos, cada proyecto le demanda mucho tiempo. “Es un tiempo y una energía que nadie podría pagarnos y que igual invertimos, porque creemos que no hay como el poder del trabajo en una obra”, afirma. Considera además que en el grupo existen acuerdos básicos acerca de aspectos que exceden lo artístico: “Tengo la impresión de que estamos a salvo de todo cuando trabajamos. Suena romántico o ingenuo, pero es así”. Formada en los talleres de Ricardo Bartis, Pompeyo Audivert y Alejandro Catalán, Paula ingresó a la dirección desde la actuación y escribió sus propias obras desde el inicio de su carrera. Si bien ésa es una característica de las nuevas camadas de directores, hay que destacar que es también novelista: Agosto y ¿Vos me querés a mí? fueron dos de los primeros títulos de la editorial Entropía.
A pesar de que en los últimos tiempos los programadores de festivales franceses se manifiestan muy interesados en los espectáculos de El Silencio, el grupo tiene conciencia de trabajar para el espectador porteño. “Es un espectador refinado –define Paula–, a fuerza de ver tanta producción y estar en contacto con el pensamiento que circula en las obras.” Desde 2006, la directora encuentra un gran crecimiento en cuanto a la gente que se interesa en la cartelera porteña del teatro alternativo. “Puedo decir que fui testigo de una transformación porque, hace unos años, si había veinte espectadores en la sala, podía decirse que una obra iba bien. En cambio, hoy la gente reserva sus entradas con anticipación y pasadas las primeras funciones ya no hay ni familiares ni conocidos sino gente que viene quién sabe de dónde”, se sorprende. También afirma que esta suerte de “popularización del teatro”, como llama al fenómeno, puede deberse a los cambios de lenguaje. “Nuestro teatro dejó de ser un arte impostado, perdió la afectación y se hizo creíble”, considera la directora, quien define al espectador medio como “culto y con posibilidad de asociar lo que ve con otras cosas y dispuesto a dialogar con el espectáculo”.
“Creo que mis obras no son demasiado innovadoras”, considera Paula. “Trabajo con un texto que valoriza lo literario, con actores que interpretan personajes sin romper la cuarta pared y en mis puestas no hay video, ni rupturas formales.” Recién cuando tiene la obra ya escrita es cuando comienza los ensayos. “A partir de allí se abre el proceso de buscarle vida a lo que escribí a través de la actuación, de todo lo que aportan los actores”, explica. En cuanto a su modo de concebir sus textos, la directora señala: “Cuando escribo, comparto dudas y preguntas que me hago a mí misma”. Y en tren de vincular las tres producciones que montó con su compañía, considera que el tema del amor, en términos generales, atraviesa sus proyectos. No obstante, según subraya, no siempre tiene claridad acerca de qué cuestiones escribir: Paula afirma que abre un canal perceptivo y que los temas la invitan a comenzar un proceso de escritura que tiene mucho de asociación libre, guiado en gran parte por la navegación en la web. “Con Internet es posible captar algo que circula y que se me impone con la liviandad de la casualidad. Cuando comencé a escribir ya estaba instalada la idea de que uno se puede apropiar de la información que circula”, dice.
Fauna, entonces, fue tomando forma mientras la directora iba perdiendo sin proponérselo las huellas de las fuentes utilizadas. “Encontrar material como en pequeñas epifanías es un ejercicio muy liberador”, asegura. A partir de ese modo de asociar libremente, la obra evoca a muchas creadoras: a la escritora feminista Concepción Arenal, en la costumbre de Fauna de vestirse de hombre para ir a la universidad y, en su determinación de ser fiel a un modelo de mujer diferente, a otras personalidades, como la fotógrafa Claude Cahun y las escritoras Flora Tristan y Virginia Woolf. Aunque tal vez la figura determinante fue una mujer de a caballo que vivió hasta sus 90 años en Sierra de la Ventana, hija de inmigrantes alemanes y criada en la Patagonia. De todas maneras, no es una convicción feminista la que impulsa a Paula a inspirarse en mujeres singulares. En la misma obra, la directora hace notar que lo que socialmente caracteriza a hombres y a mujeres está más allá de lo sexual ya que, según concluye, “el poder de lo femenino también puede estar encarnado en un hombre”.
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