Lunes, 4 de mayo de 2015 | Hoy
DANZA › REPERCUSIONES ANTE LA MUERTE DE MAYA PLISETSKAYA
La gran estrella murió el sábado a los 89 años. El Bolshoi le rindió ayer un homenaje y el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, dijo: “Con ella se ha ido toda una época del ballet”.
Por Carolina Prieto
La inesperada muerte de la gran estrella del ballet, Maya Plisetskaya, ocurrida el sábado pasado a los 89 años, a causa de un infarto que la sorprendió en su casa de la ciudad alemana de Munich, provocó un impacto que superó las fronteras de su país de origen. La artista, que gozaba de muy buena salud a pesar de su avanzada edad, se encontraba en su domicilio preparando un viaje a Lucerna (Suiza) para participar de una gala-homenaje prevista para el 15 de mayo. “Para todos nosotros seguirá siendo el incomparable Cisne, la apasionada y cariñosa Carmen, la inimitable Anna Karenina y la ligera Kitri”, expresó Vladimir Medinski, ministro de Cultura ruso, mientras que el presidente, Vladimir Putin, emitió un comunicado de pésame lamentando su muerte. El primer ministro de ese país, Dmitri Medvedev, se sumó a las condolencias: “Se ha ido una bailarina genial cuya personalidad gozaba de una combinación única de arte, belleza, honestidad y dignidad. Con ella se ha ido toda una época del ballet”.
El Bolshoi, considerado unánimemente la catedral mundial de la danza clásica, le rindió ayer tributo con un minuto de silencio antes del inicio de La Dama de las Camelias. En ese teatro, Plisetskaya comenzó a bailar en 1943 y con apenas 18 años se convirtió en primera bailarina. La perfección técnica, un gran histrionismo y la sensualidad de sus movimientos la destacaron rápidamente del resto. “Una gran mujer, gran bailarina, extraordinario individuo. Esto se sabía en todo el mundo: ella era el símbolo del ballet ruso del siglo XX”, dijo Vladimir Urin, director del Bolshoi en diálogo con la Agencia española EFE. Urin se había reunido con la artista hace poco más de una semana para hablar de su cumpleaños “que debía celebrarse en noviembre en el Bolshoi”. “Estaba en perfecto estado de salud e incluso bromeaba”, agregó el titular del teatro que, desde que se dio a conocer la noticia, se convirtió en un hervidero de conversaciones y discusiones sobre la estrella. Fuera del teatro, las voces también se hicieron escuchar. “Maya nunca se quejaba de su salud, era una fuente de energía. Se ha ido nuestra diosa, símbolo de todo el mundo del ballet”, dijo Diana Vishniova, estrella del teatro Marinski de San Petersburgo.
El argentino Julio Bocca, actual director del Ballet Nacional del Sodre de Montevideo, vivió el privilegio de tener una estrecha relación profesional con la artista cuando ella dirigió el Ballet Nacional de España (entre 1987 y 1990) y cuando él trabajó en el Bolshoi de Moscú. Aseguró que “deja un vacío muy grande en el panorama artístico de la danza clásica. Fue una de esas figuras únicas, muy difíciles de reemplazar”. Bocca recordó las visitas de Plisetskaya a sus ensayos en el Bolshoi y los consejos que le daba sobre la necesidad de calentar el cuerpo antes de las funciones y los ensayos, para no sufrir, como le ocurrió a ella, lesiones en la espalda.
Maya Mijailovna Plisetskaya había nacido el 20 de noviembre de 1925 y a los tres años entró en el mundo del ballet en la Escuela de Danza de Moscú. No tuvo una infancia fácil, ya que a los once años fue testigo de la detención de su padre, un comunista de origen judío, que fue ejecutado durante las purgas estalinistas. Su madre también fue condenada a ocho años de cárcel, que cumplió primero en prisión y después en un campo de trabajo. Pero estas tremendas dificultades no la detuvieron y llegó a interpretar todos los grandes roles del repertorio clásico. Debió soportar años de prohibiciones hasta poder salir del país y realizar giras internacionales actuando en Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia, España y Argentina, donde se presentó en varias ocasiones.
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