“Fui a hacerle un humilde homenaje a este gomía”, comentaba horas después de concurrir al velatorio de Rubén Basoalto, baterista de Vox Dei. No era otro que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que en su gesto terminó de cerrar un círculo de relaciones entre el kirchnerismo y una parte (la más crítica) del primer rock argentino, algo que se había comenzado a entrever con los recuerdos y las caras de aquel rock presentes en el velatorio de Néstor Kirchner. “Lo sentí mucho, era una gran persona. Ellos tocaban en los salones de la escuela 28 (en el Quilmes natal de los Fernández) y mi tía era la casera de la escuela. Era nuestro divertimento verlos tocar, después fueron los grandes del rock argentino”, recordó el funcionario.