Luego de luchar durante dieciséis años contra la enfermedad que la aquejaba, ayer falleció la cineasta Gabriela David, también guionista y productora. Hija del recordado director Mario David (realizador de El ayudante y Paño verde, entre otras), Gabriela había nacido el 21 de septiembre de 1960. Desde joven, dedicó sus estudios a la escultura y el dibujo. Y uno de sus maestros fue Antonio Pugía. En 1980 egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano y comenzó su formación cinematográfica en 1978 como ayudante de dirección en películas y publicidades dirigidas por su padre. David será recordada en la historia del cine nacional por los dos largometrajes que dirigió y escribió. El primero, Taxi, un encuentro, marcó un promisorio debut, en el que a través del planteo de la historia de un falso taxista, la directora (premiada por este trabajo en los festivales de Toulouse y Viña del Mar) abordó la temática de la marginalidad en la ciudad de Buenos Aires, el ritmo nocturno de la metrópoli, pero, sobre todo, las vidas de los seres solitarios. En marzo de este año, David estrenó su segundo film, La mosca en la ceniza, premiado en el Festival de Huelva. Un artículo periodístico sobre una chica secuestrada que logró escapar de un burdel porteño por los techos sensibilizó a la directora, que hizo el primer film argentino sobre las redes de trata de personas.