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Viernes, 3 de julio de 2009

CULTURA › OLIVIER POIVRE D’ARVOR, DIRECTOR DE CULTURES FRANCE

“Trabajamos con las orejas”

Escuchar, estar abierto al diálogo, “crear un laboratorio de cultura transnacional”, ésa es su misión, dice el máximo responsable de un nuevo organismo francés de cultura cuya acción llega a 160 países y a más de 20 millones de personas en el mundo.

 Por Oscar Ranzani

Por Oscar Ranzani

La agencia Cultures France tiene como objetivo promover la cultura francesa en el mundo. Los números permiten dar una idea de la dimensión que ha adquirido esta institución que trabaja en forma complementaria con el gobierno francés (de hecho, su director es nombrado por el ministro de Relaciones Exteriores de ese país europeo): llega a más de 20 millones de personas a través de sus programas, desarrolla sus acciones en 160 países, apoya aproximadamente 2 mil proyectos, ayuda a 5 mil artistas, autores y profesionales de la cultura, organiza entre tres y cuatro temporadas culturales en Francia y en el extranjero y publica más de setenta catálogos, entre otras actividades que pueden sustentarse con 30 millones de euros de presupuesto. “Fue creada hace dos años a partir de la reunión de varias asociaciones que trataban de diferentes campos de intercambios culturales en relación con todo el mundo, cuyo objetivo era dar a conocer la cultura francesa en el extranjero, pero también atender a las culturas extranjeras en Francia”, comenta su director, Olivier Poivre d’Arvor, de visita por la Argentina para promover el Festival Internacional de Circo que se está desarrollando en Buenos Aires y en el que Cultures France participa de la organización junto con el gobierno de la Ciudad.

El Festival de Circo es el proyecto más cercano en el tiempo, pero Olivier Poivre d’Arvor ya tiene una agenda nutrida de otras actividades que se realizarán próximamente en la Argentina. Una de ellas se concretará a principios de agosto, ya que Cultures France y el Museo Nacional de Arte Decorativo están preparando una gran exposición proveniente del Museo del Louvre. “Tenemos un gran proyecto sobre el paisajismo alrededor de una figura de la Argentina que es un francés de origen, Carlos Thays, que dibujó los grandes parques de Buenos Aires y de la Argentina. Vamos a hacer una gran exposición patrimonial sobre él y un seminario sobre la contemporaneidad del paisajismo”, explica el director de Cultures France, quien agrega que se propuso crear una agencia “que no sea exclusivamente nacional sino un lugar de intercambio entre diferentes culturas”.

–¿Cuáles son las principales áreas de la política de intervención de Cultures France?

–Estamos trabajando en todos los campos: las artes escénicas, música, danza, teatro, circo, títeres, artes plásticas, arquitectura, literatura y cine. Trabajamos en casi todo el mundo: en 160 países, tanto exportando como atendiendo en Francia. También hay un programa específico de desarrollo para los países del sur, un acompañamiento más que nada concentrado en los países africanos.

–¿Su principal función en el exterior es promover la cultura francesa?

–Sí, es eso, apoyar la disponibilidad de todo nuestro dispositivo diplomático en el exterior: los servicios culturales, las Alianzas Francesas. Pero también trabajamos directamente con los socios culturales de cada país. Es decir, además del dispositivo diplomático, trabajamos directamente con direcciones de festivales, con museos, con instituciones nacionales; en este caso, argentinas.

–¿De qué manera Cultures France apoya la creación francesa más allá de los límites de su país? ¿Cómo es la modalidad de trabajo?

–En realidad, trabajamos mucho con nuestras orejas: estamos escuchando. Por ejemplo, llegué a la Argentina para escuchar a los socios de este país qué quieren hacer con nosotros y para ver qué podemos construir e inventar. No estoy llegando ya con mi paquete prefabricado y vendiendo lo que traje conmigo. Vengo para dialogar. Dispongo de un presupuesto de 30 millones de euros que nos permite intervenir en casi todos los países del mundo. Pero obviamente que mi presupuesto es como un incentivo como para empezar a dialogar. Después se multiplica con otros socios en Francia y acá con los socios que estamos trabajando, que pueden ser públicos o privados.

–¿Cómo se planifican las programaciones artísticas y culturales?

–Dos veces al año estamos recibiendo proyectos que vienen de todo el mundo. Estamos recibiendo alrededor de 50 mil propuestas, donde nos piden apoyo. En cada campo artístico tenemos grupos de expertos que están analizando, viendo cuál es la pertinencia, la fuerza de esos proyectos. También dialogamos con nuestras embajadas, que opinan sobre la calidad de los proyectos de los socios de los países donde están trabajando. Y también organizamos una vez al año reuniones regionales (en general a la escala de un continente, en este caso, el latinoamericano), con los agregados y los consejeros culturales, los directores de Alianzas Francesas para crear una dinámica regional. Tratamos de presentar en el extranjero un panorama cultural de algo que realmente sea representativo, una oferta cultural que tenga un gran reconocimiento en Francia.

–¿Resulta difícil promover la cultura francesa en sociedades extranjeras globalizadas?

–Primero, los artistas ya no reivindican su nacionalidad. Muchos de los que trabajan en Francia son extranjeros. A los artistas que ya trabajan desde hace mucho y que desarrollaron una carrera artística en Francia, nosotros consideramos que ya son del campo cultural y artístico francés y que tenemos que acompañarlos. Por el contrario, hay muchos artistas franceses que viven en el extranjero como, por ejemplo, en Berlín. En esos casos no los vamos a apoyar. Creo que lo que el mundo necesita no son gritos de gallos nacionalistas que digan: “Miren, nosotros somos los mejores”. La cultura es un factor de lazo social, de paz, de diálogo. Hoy en día algo se construye: yo lo llamo la cultura-mundo, que es un mestizaje que hace que, por ejemplo, Alfredo Arias o Copi hayan sido tan importantes como un autor nacido en Francia. El mestizaje, la mezcla, es también la señal de una cultura fuerte. La fuerza de una cultura no radica en su capacidad de imponerse al otro, y en ese caso no seríamos los mejores. Creo que, probablemente, Francia sea un laboratorio de lo que puede ser una cultura transnacional. Por ejemplo, es una realidad que Francia es la más grande librería en el mundo porque casi todos los títulos extranjeros están traducidos. Igual con el cine: casi todas las películas del mundo llegan a Francia y muchas están coproducidas. Hay un lazo fuerte entre Francia y la Argentina, en términos de coproducción. Una gran parte de la cultura francesa está construida por extranjeros. Y eso nos gusta.

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Poivre d’Arvor llegó para promover el Festival de Circo organizado por Cultures France.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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