Sábado, 17 de mayo de 2014 | Hoy
CULTURA › IMPERDIBLE CHARLA DE IGNACIO RAMONET EN EL MICSUR
En el encuentro marplatense, el periodista español ofreció una radiografía del estado de las cosas en el mapa mediático: “El sector privado, que ha hecho concesiones de mala gana, sigue empeñado en recuperar lo que consideran una pérdida”.
Por Sergio Sánchez
Desde Mar del Plata
La charla magistral que brindó el periodista español Ignacio Ramonet ya es, sin dudas, uno de los puntos altos del MicSur. Ante una sala repleta, el especialista en comunicación reflexionó acerca del rol y el estado actual de los medios públicos en Latinoamérica. Para Ramonet, el panorama actual es confuso y a la vez esperanzador: si bien el periodismo tradicional se encuentra en crisis debido a la consolidación de Internet y al crecimiento de las plataformas tecnológicas portátiles, Ramonet destacó la emergencia de nuevos medios digitales y celebró la existencia de espacios como el Encuentro de Medios Públicos de América latina (Empal). “El hecho de que las televisiones públicas se encuentren, expongan, intercambien ideas, es una forma de contrarrestar la avanzada de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa). La televisión pública suma, no resta. Es una forma de añadir democracia”, dijo. Sin embargo, al final de su disertación, propuso un desafío de cara al futuro: “En América latina se está viviendo un momento particular: la televisión pública está defendiendo y consolidando su existencia, su autonomía. Pero la televisión pública no debe ser la televisión del gobierno. ¿Por qué? Porque si la oposición llega al poder, va a transformar la televisión pública a su beneficio. Y ése es un error que se puede pagar caro”. Y remató: “Hoy es normal que la televisión pública y los gobiernos estén articulados, pero cuando la batalla se termine es necesario pensar qué autonomía tiene que tener la televisión con respecto al gobierno. Cuanto antes se avance en la autonomía, más garantías habrá de que no sean destruidas”.
Según el autor de La tiranía de la comunicación (1999) –libro indispensable para todo estudiante de comunicación–, los medios dominantes están atravesando una “crisis estructural” que tiene como consecuencias, entre otras cosas, cierres de diarios, despidos de periodistas, cambios de directores y pérdida de calidad. Aunque han perdido fuerza, siguen afectando la construcción de la opinión pública. “De manera decidida, los gobiernos neo-progresistas han entendido que el espacio mediático era un espacio que había que conquistar, porque la confrontación se daba ahí. Hay conciencia de que no se puede abandonar el sector mediático al privado”, sostuvo Ramonet. Sin embargo, destacó que “no se suprime al privado, sino que se amplía el espectro”. O, en todo caso, se reparte de manera más equitativa. “El sector privado, que ha hecho concesiones de mala gana, sigue empeñado en recuperar lo que consideran una pérdida”, es decir, su concentración monopólica.
A la hora de hablar de la SIP, Ramonet lo hizo sin medias tintas. “La SIP se vende como una ONG defensora de la libertad de expresión, pero es un sindicato de propietarios de medios. Los que difunden sus comunicados lo hacen como si fueran guardianes de la ética. La SIP es el peor enemigo de las televisiones públicas, es el sindicato de patrones, de los latifundistas de los medios”, alertó, con énfasis. “Para la SIP todo lo que es público es un retroceso para las libertades”, dijo, y recordó la campaña que este organismo hizo en los diarios afines de la región para “defender la libertad de expresión” en Venezuela y denunciar que en ese país “no hay medios opositores”. Del mismo modo que sucedió en Argentina cuando se lanzó el anteproyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en 2009, los “medios dominantes” –como los llama Ramonet– entienden la regulación del espectro radioeléctrico a manos del Estado como una campaña en contra de la “libertad de prensa”. “En mi opinión, el monopolio está perdido”, sentenció.
Al lado de Ramonet, el especialista en comunicación y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Glenn Postolski, y el director de RTA SE, Alejandro Verano, cumplieron el papel de moderadores y acercaron inquietudes del público presente. Postolski no anduvo con vueltas y le preguntó a Ramonet qué pensaba acerca de los periodistas de los “medios dominantes” que, en nombre del “republicanismo, la objetividad y el resguardo de la libertad de expresión”, cuestionaban sólo al poder político y a los “gobiernos transformadores”. El autor del reciente Hugo Chávez. Mi primera vida (2013) respondió: “El periodista dominante es el periodista de los medios dominantes. Los grandes grupos de comunicación tuvieron la necesidad que crear esas figuras, esas estrellas de la comunicación. Porque funcionan como un elemento de credibilidad. ¿Por qué le creo a las noticias? Porque confío en el que me las cuenta, porque me mira a los ojos, entra a mi casa. Si me mira a los ojos, no me miente. En general, esa figura defiende el pensamiento dominante y domestica a los ciudadanos”. Aunque estos sectores critiquen las nuevas legislaciones latinoamericanas en materia de comunicación audiovisual, entiende Ramonet, lo que está sucediendo no es la coerción de la libertad de expresión, sino el respeto a la pluralidad de voces. “No hay casos de persecución mediática en Latinoamérica.”
“La esencia del periodismo no va a cambiar”, consideró Ramonet, en relación con el papel –supuestamente– cada vez menos mediador de los periodistas debido al avance de Internet. “El periodista tiene como misión esencial aportar información. ¿Qué es informar? Algo que no se sabe, que es ignorado, y eso no va a cambiar. Nos da la impresión de que estamos informados pero, en verdad, hace falta información. Wikileaks no hubiera existido si tuviéramos toda la información al alcance: ¿dónde estábamos los periodistas que no nos habíamos enterado de todo eso? Hay un territorio nuevo, el de los medios tecnológicos, que aún no sabemos abordar.” En este sentido, el viraje de las audiencias hacia Internet es un asunto a tener en cuenta para las televisiones públicas. “Se está perdiendo una parte de la audiencia, que es difícil de sanar.”
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