El manuscrito de “La biblioteca de Babel”, uno de los cuentos más celebrados de Jorge Luis Borges, está en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM) hasta fines de noviembre, cedido a préstamo por el coleccionista brasileño Pedro Aranha Corrêa do Lago. El manuscrito se incorporó a la muestra Borges el mismo, que reúne casi la totalidad de los manuscritos que formaron parte de Ficciones (1944). La nueva pieza en préstamo, un auténtico tesoro, está escrita sobre nueve folios de papel pautado de libro de contabilidad, numerados por el autor, titulado y firmado. El director de la BNMM Alberto Manguel convocó una conferencia de prensa para anunciar el hallazgo y la exhibición, acompañado por la subdirectora Elsa Barber, el director de Cultura, Ezequiel Martínez, y los curadores de la muestra, los investigadores Laura Rosato y Germán Álvarez. El manuscrito llegó a sus manos cuando fue a dar una charla a la ciudad brasileña de San Pablo y el coleccionista se acercó para contarle que tenía documentos argentinos que le podían interesar. “No puedo decirles la emoción que sentí cuando vi ese manuscrito con correcciones. La voz me temblaba, yo le dije: ‘¿no me lo prestaría para la Biblioteca Nacional? ‘Sí, por supuesto’. La cuestión es que me lo prestó, así que estoy felicísimo”, reconoció el director de la BNMM.

Cuando Página/12 le preguntó si habrá nuevos despidos, después de las visitas del ministerio de Modernización, la semana pasada, al edificio de la calle Agüero, el escritor y ensayista, eludiendo una vez más su responsabilidad en la toma de decisiones, respondió: “No me han informado, no tengo conocimiento de eso”…

“La historia de la literatura es la historia de casualidades, de encuentros fortuitos, y este es uno de ellos. Lo que me emociona de estos manuscritos no es sólo el objeto fetichista, sino la oportunidad de ver a Borges pensar –afirmó Manguel–. Estos manuscritos nos muestran cómo evoluciona la idea de Borges, cómo una frase se construye, donde elije tres, cuatros, posibilidades y decide que una es la mejor. Y que luego cambia eso cuando se publica el cuento, porque una de las cosas interesantes es que cuando Borges publicaba el cuento en Sur recibía el ejemplar y lo volvía a corregir. Borges dice en un ensayo muy temprano que la noción de obra definitiva corresponde solo a la religión o al cansancio; uno se harta de corregir y publica. Pero todo es borrador, las traducciones son borradores y cada borrador tiene su mérito y uno elige uno u otro; pero nunca es el definitivo”. El director de la BNMM expresó su deseo de que algún día alguna persona con suficiente dinero compre el manuscrito de “Pierre Menard, autor del Quijote” para donarlo a la institución. “Yo sé que estamos pasando momentos sociales muy difíciles y que resulta casi obsceno decir gastemos cientos de miles de dólares en un manuscrito cuando hay gente que se está muriendo de hambre. Pero tenemos que pensar que las cosas van a cambiar. Y que en el futuro nuestros nietos y bisnietos van a querer este tesoro intelectual que es nuestro y que se nos está escapando, porque hay docenas de manuscritos de Borges, el archivo de Cortázar y muchos otros importantes que se nos han ido para siempre, que están en Suiza, en Estados Unidos. Tenemos que encontrar alguna forma de guardarlos en el país para las generaciones futuras”.

A través de donaciones que está consiguiendo el escritor Leopoldo Brizuela, contratado por la nueva gestión, la institución está recibiendo los archivos de Oscar Hermes Villordo (1928-1994), Alberto Girri (1919-1991), Abelardo Arias (1908-1991) y Ulises Petit de Murat (1907-1983). A partir del próximo año se crearán cuatro centros en la Biblioteca: el Centro de la Novela Policial, el Centro de la Historieta, El Centro de la Historia del Psicoanálisis en la Argentina y el Centro de la Memoria, que incluirá al departamento de derechos humanos de la Biblioteca –que se ocupa de la memoria de los años de la dictadura– y que agregará además un espacio sobre la memoria indígena.

–Quizá el Centro sirva para responderle, porque va a ser una biblioteca de documentos, de testimonios, de estadísticas, de todo lo que tiene la Biblioteca Nacional en los distintos campos, específicamente de la dictadura, de las culturas indígenas, de los exilados, etcétera. Tenemos muchas identidades invisibles, la Biblioteca tiene que recuperarlas para que sea realmente una Biblioteca Nacional.

–No me han informado, no tengo conocimiento de eso…

Otra periodista quiso saber si es buena la relación que tiene con los trabajadores. “Tiene que preguntarle a ellos porque para mí sí; pero son ellos los que tienen que decir si les gusta lo que estoy haciendo. Yo espero que vean esta administración como abierta al diálogo. Nunca me he negado a hablar con quien quiera hablar conmigo”, dijo Manguel.

Página/12 consultó a varios trabajadores que cuestionan esa supuesta apertura. Uno de ellos, con más de 25 años en la Biblioteca, señala: “Los ánimos están por el piso. Acá vino gente de Modernización, así que nuevamente empezaron a correr los rumores sobre que estarían elaborando una segunda tanta de despidos para diciembre. Todo se negoció aparentemente con los gremios: adentro no hay conflicto alguno, aunque mucha gente se ha quedado sin funciones”.