Sorteando la acostumbrada conferencia de prensa en el Teatro San Martín, el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, y Darío Lopérfido, director artístico del FIBA, eligieron dialogar con cada medio por separado para dar a conocer la programación del VIII Festival Internacional de Buenos Aires, que tendrá lugar entre el 24 de septiembre y el 8 de octubre próximos. En la entrevista con Página/12, ambos funcionarios afirmaron la necesidad de “brindarle a la Ciudad un festival que abarque diferentes estéticas, porque está dirigido a un público teatralmente sobreestimulado”. Lopérfido destacó los montajes de Una flauta mágica, versión de la ópera de Mozart del director inglés Peter Brook; el Hamlet del alemán Thomas Ostermeir y Eraritjariyjaka, del suizo Heiner Goebbels, espectáculo que combina música en vivo, teatro y danza, como tres de las apuestas más potentes del festival: “Hay propuestas más clásicas, sin serlo del todo, hasta las que demuestran conceptos de vanguardia”, sostuvo Lopérfido.

El festival, que según precisaron ambos demandará un presupuesto artístico de tres millones de pesos, y de ocho millones más, en cuestiones de logística, ofrecerá catorce espectáculos internacionales y 34 montajes nacionales, de los cuales nueve serán estrenos.

La programación internacional se completa con la visita de la Volksbühne am Rosa Luxenburg-Platz, con el montaje ¡Te estoy mirando a los ojos, contexto social de ofuscación!, de René Pollesh; la llegada de Patrice Chéreau, con su unipersonal Patrice Chéreau lee El gran inquisidor, sobre Los hermanos Karamazov, de Dostoievski; los italianos de la Compañía Motus, con Alexis. Una tragedia griega y Medea, creada por el francés Jean-Louis Martinelli, con elenco de Burkina Faso, ambientada en un campo de refugiados, obra que tendrá lugar en el ex centro clandestino de detención Virrey Ceballos. De España vendrán Angélica Liddell, con su unipersonal Yo no soy bonita, y la cantaora Estrella Morente. En cuanto al teatro latinoamericano, Uruguay estará representado por Chaika, de Mariana Percovich; México, por el grupo La Biznaga, que traerá su obra Las cajas voyeuristas, y Chile, con dos obras breves de Guillermo Calderón: Villa+Discurso y La amante fascista, esta última interpretada por Paulina Urrutia, ex ministra de Cultura de Michelle Bachelet. De Brasil se espera la presentación de la Sao Paulo Compañía de Danca. El valor de las entradas de los espectáculos internacionales oscilará entre los 30 y 70 pesos, en tanto que las entradas para las obras nacionales será de 8 pesos.

En cuanto a los estrenos nacionales, las obras ganadoras del Concurso de Proyectos teatrales son La patria fría, de Andrés Binetti y Mariano Saba; Esa no fue la intención 2, de Joaquín Bonet; Leonardo, Trabajo Práctico Nº 1, de Gerardo Hochman; Pudor en animales de invierno, de Santiago Loza; Actividad mental, de Luis Garay, y Pueden dejar lo que quieran, de Fernando Rubio. Por el Proyecto Clásico (adaptación de un texto clásico del teatro universal, propuesta del Centro Cultura Rojas) se estrenarán Si es amor de verdad, me dirás cuánto entonces, de Beatriz Catan, sobre Antonio y Cleopatra, de Shakespeare; Curepí, de Alfredo Ramos, basado en Salomé, de Oscar Wilde, y Hécuba o el gineceo canino, de Emilio García Wehbi, basado en Hécuba, de Eurípides.

“Hay un matiz que me interesa destacar –sostuvo Lopérfido– y es que la programación muestra, de algún modo, al teatro discutiendo la política.”

Darío Lopérfido: –La discusión política está en un nivel de banalidad sin precedentes. Acá se nota mucho, pero esto pasa no solamente en el país, sino en todo el mundo. Las redes sociales no han hecho más que hacer masivo ese discurso estúpido. En cambio, yo creo que el teatro es un refugio para hablar, para problematizar la política desde otro lugar.

Hernán Lombardi: –El teatro problematiza a la sociedad desde el cuerpo y propone una reflexión sobre valores sociales. Es por este motivo que apoyamos al teatro, por el desafío conceptual que implica.

D. L.: –A esa banalización también me estoy refiriendo. Yo no estoy aquí para hacer amigos, sino para hacer un festival de teatro. ¿Por qué deberían descalificarme antes de ver el resultado? Las críticas que me hacen me las sé de memoria... ahora me gustaría que me criticaran, si les parece, por el festival.

H. L.: –Leí la carta ayer, hablamos con ellos y ya está solucionado el tema.

D. L.: –Hay un alto nivel de paranoia. También aclaramos que si los elencos no quieren hacer funciones vespertinas, las pueden realizar a la noche. Estamos abiertos, no queremos emular la pobreza intelectual de la discusión política.