El Festival y Mundial de Tango continúa reuniendo danza y música en un encuentro, cuya sede central es este año el Centro de Exposiciones, junto con la Facultad de Derecho. El jueves pasaron por allí, con sus respectivas agrupaciones, destacados creadores de la escena contemporánea como Nicolás Guerschberg, Juan Pablo Navarro y Andrés Linetzky quien, además de mostrar su nueva producción con Vale Tango, presentó orgulloso en el escenario a su hija Rebeca, de siete meses. Dos fueron las producciones especiales que distinguieron al festival: Jairo, junto a la Camerata Argentina que dirige Pablo Agri, mostró su fuerza expresiva interpretando a Gardel. Luego la Orquesta Típica Sans Souci, que rescata el sonido de Osmar Maderna a partir de un trabajo de escucha y transcripción de las grabaciones originales, homenajeó al pianista y arreglador que brilló en la década del ’40.

Los arreglos del show que protagonizaron Jairo, Agri y su orquesta estuvieron a cargo del guitarrista Leonardo Sánchez, radicado en Francia, quien también formó parte del concierto e interpretó una obra propia. La Camerata Argentina es un proyecto no sólo artístico, sino también didáctico, que busca el intercambio entre músicos jóvenes de todas las provincias con maestros como Daniel Falasca, abriéndoles la posibilidad de formar las mismas filas. Tuvieron espacio para lucirse con “El día que me quieras”, para luego dar paso a Jairo y la contundencia con la que interpretó clásicos como “Malevaje”, “Sus ojos se cerraron”, “Por una cabeza”, “Golondrinas”, “Melodía de arrabal”.

Un par de producciones marcaron las jornadas anteriores del festival. El miércoles, por ejemplo, hubo un concierto homenaje a los arregladores de los años ’40 y ’50, que contó con la presencia de Pascual Mamone. Se cumplen 50 años del estreno de estos arreglos y ahora, cuando el mismo Cholo acaba de cumplir 90, festeja escuchando nuevamente “Negroide”, “Nunca tuvo novio”, “Todo corazón”, tal como él los arregló para cuarteto de cámara. Emilio Balcarce, Argentino Galván, Julián Plaza y Astor Piazzolla fueron otros homenajeados y algunos de ellos aparecieron en videos testimoniales hablando de su tarea de arreglador, a los que se sumó desde la pantalla Horacio Salgán, definiendo el concepto de arreglo. El mismo día, un “bandoneonazo” protagonizado por Néstor Marconi, Juan José Mosalini, Julio Pane y Lautaro Greco puso en escena un cruce de escuelas estilísticas y de generaciones, en dúos, tríos y cuartetos de bandoneón.

Entre las actividades destacadas para hoy, invita el encuentro de coleccionistas que comandarán Boris Puga y Horacio Ferrer. Puga es uno de los más destacados coleccionistas de tango de Montevideo. Junto con Ferrer “y otros muchachos” crearon en 1954 El Club de la Guardia Nueva. Aquel reducto que alcanzó categoría de mítico –al punto que Troilo les dedicó su tango (“A la Guardia Nueva”)– no era más que el sótano de una casa de Montevideo, alrededor del cual se reunía un grupo de amantes del tango, coleccionistas, investigadores, creadores de distintos programas de radio tangueros.

Cuentan que al sótano lo decoraron, le pusieron parlantes, un tocadiscos y llevaron allí a las más importantes figuras del momento para que les hablaran de tango: Astor Piazzolla, Raúl Berón, Héctor Stamponi, Troilo y Julio Decaro (quien también les dedicó un tango, “Muchachada de ley”) pasaron por aquellas veladas. Puga viene para este encuentro de coleccionistas en el Festival de Tango (hoy a las 15, ver aparte), y también para recibir, el próximo lunes en la Academia Nacional del Tango, el “Gobbi de Oro” por su trayectoria. Allí también dará una charla recordando aquel Club de la Guardia Nueva y poniéndolo en contexto actual. El organizador de esta movida es el periodista, investigador y coleccionista Gabriel Soria, entusiasta impulsor de tantos espacios que hoy son “Guardias Nuevas” con las que cuenta el tango.