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Domingo, 30 de julio de 2006

LETICIA BREDICE CONTRA EL ABUSO INFANTIL

“Filmo como una manera de sentirme útil a los demás”

La actriz de Locas de amor dice que por ahora no tiene ganas de actuar y prefiere, en cambio, dedicarse a filmar cortometrajes con un fin social.

 Por Oscar Ranzani

Lejos del glamour que suele envolver la imagen de las estrellas de cine, Leticia Brédice se muestra como una chica común. A lo largo de una extensa caminata por Martínez, el barrio donde vive con Indio, su pequeño hijo, Brédice deja en claro su entusiasmo en un proyecto artístico que tiene un fin social. Es que está finalizando la filmación de tres cortos que apuntan a concientizar sobre la problemática del maltrato y abuso infantil. Brédice pudo darle impulso a este proyecto luego de un intento fallido hace cuatro años cuando pensaba realizar una ficción de una madre golpeadora en el que iban a participar su hermana Marisa y su sobrina Ananda Li. Distanciada momentáneamente de la actuación, reconoce haberse involucrado “en algo donde me siento útil para los demás”. Es que sus cortos –una trilogía, en principio– se van a proyectar en barrios carenciados, comedores comunitarios, refugios de mujeres maltratadas y sociedades de fomento, entre otras instituciones. Junto a la actriz participarán de un debate posterior a las proyecciones profesionales de derechos humanos, psicología y legales de la ciudad con el objetivo de generar un debate en las poblaciones socialmente vulnerables y un efecto movilizador tanto en la prevención, contención, asesoramiento y denuncia de casos de personas afectadas. Los cortos contaron con la colaboración en la producción de Pablo Bossi y de TEA Imagen en la edición.

“Son todas historias de chicos con nombres de pájaro”, dice la ex Locas de amor. “La asociación –agrega– fue para hablar de la poesía, de la metáfora que puede llegar a ser que de estas cosas se salga, que se puede pasar de esos momentos a otra situación, se puede estar en una situación mejor. Los tres cortos suceden cerca del agua también como otra metáfora: es algo que se puede limpiar”. Si bien cuenta que leyó un estudio que indica que en un amplio porcentaje un chico abusado tiene muchas probabilidades de convertirse en abusador, Brédice confía en que “de estas cosas se puede salir, se puede cambiar”. Inspirada en situaciones reales para construir sus tres minificciones, uno de los cortos cuenta la historia de una madre que por distintos medios maltrata a su hija hasta que la pequeña tiene un sueño en donde es ella golpeadora. La segunda historia tiene como protagonista a un abuelo que abusa del nieto. “La tercera –relata Brédice– es sobre la madre de un chiquito discapacitado que vive con su sobrina a la cual encierra en un cajón para castigarla”.

–¿Le resultó difícil ponerle imagen a un problema tan grave?

–No. Teniendo la idea, no. Son imágenes duras que hay que enfrentrarlas porque si no, es como el famoso “de eso no se habla”. Así que alguien lo tiene que hacer. Hay algunos a los que les importa Greenpeace, a otros les importa que los perros no hagan caca en las veredas. A mí me importa contar esto.

–El hecho de estar siempre delante de las cámaras, ¿qué le aportó para estar detrás?

–Desde la primera película, siempre aprendí muchísimo. Hay muchas horas de espera y me gusta mucho observar qué se hace y también qué es lo que no se hace, lo que no hace falta. Por ejemplo, el tema de la luz no me hace falta porque lo estoy haciendo con luz natural. Alguien que no estuvo del otro lado de la cámara pensaría que siempre hace falta estar con un montón de lámparas. La verdad es que el trabajo me aportó un montón de cosas. No estoy en proyectos que no respeto a quien está dirigiendo, me parece un rol muy importante. Y todas las personas con que trabajé como el gran Fabián Bielinsky que se fue hace unos días, Marcelo Piñeyro, amigos como Agresti, Spiner, la verdad es que tengo la suerte de haberlos conocido.

–Investigando el tema, ¿qué fue lo que más le sorprendió?

–Lo que más me duele y lo que me parece una locura es el maltrato en sí mismo. Una persona que quema al hijo con un cigarrillo en el brazo o que le quiere cortar un dedo. Eso es lo que más me impresiona. Realmente me duele. Me imagino a alguien que está viviendo con una persona maltratadora todos los días. Pensar que alguien va a venir a pegarte, a tocarte o a violarte es un infierno. Eso es lo que más me duele.

–¿Usted circunscribe el problema al abuso sexual o considera que se enmarca dentro del maltrato en general?

–Depende. Cada una de las sutilezas, de los detalles que están también tienen que ver con maltrato. Una persona que quiere hacerte comer a la fuerza por obligación también maltrata. No porque quiera hacerte comer sino porque hay maneras que tienen que ver con los golpes, con la locura, con los gritos.

–¿Por qué es un tema del cual no se habla mucho?

–En el noticiero lo veo mucho, no creo que no se hable.

–Está presente en los medios, pero ¿considera que está presente en la sociedad y que está instalado para debatirlo?

–No se habla porque son cosas muy difíciles de contar. No es lindo contar “en mi casa a mi abuelo lo empujamos, lo maltratamos, le decimos viejo horrible, ¿por qué no te morís?”. Son miserias y de la miseria es muy difícil hablar.

–¿Conoció algún caso cercano?

–Todos son cercanos. Una vez que alguien te cuenta esto es porque entiende que hay una intimidad, algo que puede contar.

–¿Considera que no se hizo lo suficiente en cuanto a este tema?

–Probablemente se hizo lo suficiente y más, pero nunca está de más querer seguir ayudando.

–¿Y en un nivel más político?

–No lo sé. Tampoco es mi interés ver qué es lo que hace la política. Yo siento que de alguna manera me despierto yo misma y digo “me gustaría ver qué pasa con este tema”. Pero la verdad no voy a decir nada nuevo si digo que en política las cosas son muy burocráticas. Pero bueno, ésa es la Argentina. En vez de criticar lo mejor es tratar de hacer algo.

–Como actriz podría haber colaborado con esta causa desde ese lugar. ¿Por qué eligió comprometerse socialmente de esta manera?

–No tengo ganas de actuar ahora. No sé qué me pasa. A fin de año voy a hacer teatro, algo va a aparecer, pero no tengo ganas de actuar. Me encanta filmar y me encanta estar con la cámara en la mano y viendo qué hacen los actores. La verdad es que me gusta mucho.

–¿Es el paso previo a la dirección de un largo?

–Ojalá. A mí me gustaría. Me traba el tema del material, porque el de 35 milímetros es muy caro y la verdad es que buscar a alguien que produzca es una responsabilidad. Así que yo prefiero seguir haciendo cortometrajes para después contar una historia de ficción de amor o de miedo y mostrarla con un fin más comercial.

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“Son todas historias de chicos con nombres de pájaro”, dice Brédice.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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