Domingo, 30 de julio de 2006 | Hoy
LA TELEVISION FUERA DEL TELEVISOR
La posibilidad de ver contenido televisivo a través de Internet o de variados dispositivos portátiles crece a un ritmo acelerado. El televisor dejó de monopolizar la programación, en un nuevo modelo operacional que modifica hábitos y se presenta como una amenaza para los cableoperadores.
Por Emanuel Respighi
Sólo es cuestión de tiempo, pero la tantas veces proclamada convergencia mediática ya está en marcha. Y, parece, la pulseada por ver quién se convertirá en el soporte tecnológico por excelencia del siglo XXI está siendo perdida por el aparato de televisión, ante los nuevos dispositivos tecnológicos móviles. Es que subiéndose al inevitable carro tecnológico, las grandes cadenas de televisión –sean de cable o abierta, da igual– comenzaron a ofrecer contenidos televisivos para ser vistos en otras plataformas, como la PC, los celulares o los cada vez más masivos Ipods. Una decisión que echa por la borda el antiguo temor de los canales de ver en esas nuevas ventanas televisivas una competencia directa, en función de adaptarse a las nuevas costumbres de los televidentes y de generar renovados recursos económicos en el mundo digital actual. Nuevas y variadas pantallas que, utilizando en todos los casos (a excepción de la telefonía celular) Internet como canal de comunicación, reformula el modelo de negocio televisivo tal como se lo conoce hasta ahora.
Es un proceso lento, pero al que paulatinamente se van sumando nuevos actores a nivel mundial. La posibilidad de brindar contenidos on line ya es una realidad extendida a lo largo de todo el globo, aunque Estados Unidos –como todo aquello que refiera a nuevas tecnologías– lleve la delantera. Así como CBS permite ver sus series más exitosas a 0,99 dólar por episodio, hasta no hace mucho ABC ofrecía la posibilidad de bajar por Internet y de manera gratuita los capítulos de varios de sus programas. De la misma forma, ya existen sitios de Internet (www.planetatv.com; ww w.jumptv.com; www.tvonli ne.mun do-descargas.com) que permiten a los usuarios ver contenido televisivo de canales de todo el mundo, sean episodios de series o noticieros ya emitidos, como programación en vivo y en directo. Asimismo, también se acumulan sitios especialmente diseñados para bajar contenidos audiovisuales (www.apple. com; www.youtube.com) y, a través de Palms, Ipods o celulares, ser vistos a cualquier hora, en cualquier lugar. De hecho, tanto Toyota como General Motors lanzaron al mercado modelos de automóviles en cuyo equipamiento vienen incluidos centros multimedias, compuestos por pantallas de LCD, sintonizador de TV digital y conexión a Ipods.
Sin embargo, este modelo de negocio plantea, en lo inmediato, más dudas que certezas. Diferente del aceitado funcionamiento de la TV on line en Estados Unidos (donde, por ejemplo, Apple vendió casi 9 millones de Ipods en el primer trimestre de 2006, un 61 por ciento más que en igual período de 2005), el incipiente mercado de digital media en América latina trae consigo una serie de interrogantes en los aspectos comercial, legislativo e impositivo. El problema radica en que en esta modalidad los contenidos televisivos se distribuyen a través de Internet, mundo virtual en el que –se sabe– las fronteras son borrosas y la legislación, casi nula.
La tele desde afuera
El consenso de abrirse paso a la distribución de contenidos por Internet no es casual. El consumo de videos on line está en franca expansión. En Estados Unidos, por ejemplo, las descargas de video aumentaron un 40 por ciento en 2005, y en Europa un 61 por ciento de la población usa sus computadoras para ver videos. El creciente número de conexiones wireless en las casas hace más atrayente, además, a la TV en Internet, o IPTV, como comienza a ser conocida. La utopía telemaníaca de disfrutar del menú a la carta –un modelo tan resistido por los cableoperadores– parecería, ahora, hacerse realidad a través de Internet y la apertura de pantallas.
“En el mercado internacional está en pleno desarrollo la posibilidad de encontrar el modelo de negocio y rentabilidad de digital media”, explica Daniel Otaola, gerente de ventas de Telefé Internacional, cuya señal puede ser vista por Internet desde hace tres años. “Hasta hace un tiempo –cuenta el ejecutivo– la tendencia era ‘colgar’ en Internet la programación tal cual sale al aire. Hoy, esa idea varió: la tendencia ya no es entregar un streaming de señal 24 horas, sino ofrecer porciones de contenidos, debido a que las costumbres de los usuarios de Internet condicionan el modelo a seguir: se trata de un usuario que se conecta y desconecta permanentemente, muy activo, de visión fraccionada.”
Hasta el momento, son varios los modelos de negocios de digital media que funcionan en paralelo. Hay canales que permiten bajar episodios de programas luego de un desembolso de dinero (a través de tarjetas de crédito), otros como ABC o Fox Sports que ponen contenido on line de uso gratuito y se financian a través de ingresos publicitarios, y también operadores de banda ancha (como Fibertel o Chile.com) que incluyen contenido audiovisual gratuito para sus abonados (programación de Infinito, Playboy y Much Music, entre otras). En tanto, las compañías que como planetatv.com o jumptv.com ofrecen por Internet señales de todo el mundo, para obtener los derechos de transmisión firman acuerdos muy sencillos: compran cada una de las señales bajo las mismas condiciones que cualquier operador de TV por cable, ofreciendo su contenido on line a los usuarios, quienes abonan una cuota mensual que varía según la cantidad de señales elegidas para ser vistas.
Buena parte del desarrollo de la emisión de contenido televisivo por Internet en la región fue realizado por ESDC, la plataforma multimedia de entretenimientos para banda ancha desarrollada por Claxson. “La plataforma ESDC permite cualquier tipo de modelo de comercialización, sea de download gratuito o pago. Igual, hay algunos modelos que internacionalmente han nacido pagos, como el celular, que no está en etapa de prueba como Internet. El mayor problema de este modelo es que en la región no hay una base importante de celulares con la tecnología adecuada para ver video”, puntualizó Patricia Tomasini, gerente de contenidos de Broadband e Internet de Claxson.
Pero no sólo la web se vale de contenido televisivo. En un proceso que se desarrollará con el tiempo, recientemente Fox Latina American Channels y Movistar se unieron para crear la mayor comunidad de contenidos de TV para telefonía celular de habla hispana. A través de este acuerdo, los clientes de la prestadora de servicio de telefonía móvil podrán descargar a sus celulares no sólo ringtones, juegos y salvapantallas, sino también podrán acceder a una amplia gama de contenidos relacionados con los canales Fox, Fox Sports, FX y Fox life. “La cantidad de usuarios en América latina que baja contenidos a su celular se incrementa día a día”, explica Hernán López, presidente del grupo de señales de Fox para la región. “‘My Fox’–continúa– tiene como objetivo hacer que los usuarios continúen la experiencia Fox más allá de la TV, a través de celulares con entretenimiento premium a medida, tomando lo que más les gusta de sus ciclos favoritos, cuando quieran y donde sea.”
Entre el marco legal
y la práctica cotidiana
Los entendidos señalan que, por ahora, los absolutos en el tema no existen. “Todo está por definirse”, coinciden. Claro que los obstáculos que una región como América latina debe enfrentar para abrirse paso definitivamente a este modelo no son pocos. La escasez de equipamiento tecnológico, los vaivenes económicos, la falta de decisión empresarial y la carencia, por ahora, de una gran masa de consumidores que haga rentable el negocio son algunos factores que retrasan el desarrollo del mercado de digital media en este lado del globo.
Una traba importante que destacan los ejecutivos es lo que concierne al aspecto legislativo. Como cada nuevo avance tecnológico, el vacío legal en relación con la distribución de contenidos audiovisuales por Internet es alarmante. Según la legislación que rige en la mayoría de los países de la región, las empresas de celulares no pueden brindar contenidos de video, ya que la licencia sólo les permite transmitir voz y datos. Se sabe: el marco legal en Argentina, siempre, es posterior a la práctica cotidiana.
“Nunca existió, ni aún existe, la previsión de pensar en otros dispositivos audiovisuales más allá de la pantalla del televisor. Esa falta de planificación hace que hoy uno se encuentre con situaciones indefinidas en materia legal, que no se sabe cómo resolver”, detalló Otaola. Ese vacío genera parálisis en las empresas para lanzarse con fuerza a este nuevo mercado, debido a que no se sabe a ciencia cierta cuáles son los derechos. ¿Cuál es la solución, entonces? “Como la realidad es gris –analiza Tomasini–, las empresas pueden ser más o menos conservadoras. Por lo general, el vacío se sortea tratando de prever problemas a futuro, analizando qué cláusulas hay que firmar en los contratos. Pero es a prueba y error.”
Tampoco hay incertidumbre en la cuestión impositiva. La adquisición de un capítulo de TV posee el mismo marco regulatorio que cualquier otra transacción que se realice por Internet, según la legislación local de cada país. “Los impuestos –aclara Tomasini– siempre son bien claros. Van siempre adelante de la práctica y varían de acuerdo con cada país. En la Argentina, por ejemplo, se paga IVA ante cualquier compra por Internet. En el resto de la región, no.”
Claro que no por usar Internet como soporte la TV on line derriba todo tipo de fronteras. De hecho, existen limitaciones geográficas para la visualización del contenido: por ejemplo, un cibernauta en Colombia no se puede bajar el último capítulo de Desperate housewives a través de ABC.com, ya que su utilización es sólo para servidores estadounidenses. El DRM es uno de los sistemas de seguridad más extendidos para el download de video on line, y es con el que se vale la plataforma ESDC para proteger los derechos. “Es un sistema –comenta la ejecutiva de Claxson– que ataca varios focos. Por un lado, la restricción territorial, que hace que el contenido sólo sea posible de visualizar en las áreas donde se tienen los derechos. También impone restricciones al momento de la descarga del material a la PC del usuario, limitando según condiciones previas la cantidad de veces que se lo pueda ver o el tiempo para hacerlo (una semana, un año o de forma indefinida). Además, el sistema DRM permite definir cuántas veces el material puede ser copiado a un CD y cuántas se lo sincroniza a un player externo como un Ipod.”
La TV “on line” vs.
la TV por cable
Aunque hasta el momento los cableoperadores decidieron llamarse a silencio, se sabe que cualquier tipo de canal adicional de transmisión de contenido televisivo se presenta como una competencia. En ese aspecto, la irrupción de la TV on line parecería erigirse como una seria amenaza para los cableoperadores, siempre y cuando éstos no modifiquen su actual plan de negocios. Si se tiene la oportunidad de colgar programación en Internet, a la que la gente puede acceder abonando una suma de dinero al canal o a un integrador (y el cable continúa sin la posibilidad de ofrecer Video On Demand y con la limitación técnica de no poder aumentar la cantidad de señales), no es descabellado pensar que la nueva forma de ver TV puede quitarle suscriptores al cable. Mucho más si, efectivamente, el arribo de la TV digital puede aumentar el número de señales de aire gratuitas.
“Es lógico –subraya Tomasini– que éstas nuevas tendencias cambien las estrategias de los operadores de cable, porque se suman nuevas ofertas a través de las cuales la gente modifica hábitos y costumbres. En la región, se va a ver una pelea fuerte entre los cableoperadores y las telcos, que son las que van a tratar de llegar con servicios similares a los que ofrecen hoy los cableoperadores, a través de conexión de Internet.”
Si bien nadie sabe con seguridad cómo se desarrollará este proceso en un futuro no muy lejano, lo que está claro es que Internet está realineando los medios tradicionales, amenazando a periódicos, empresas de telefonía y canales de televisión. El cambio no se realizará de un día para otro. Pero basta con repasar algunos datos estadísticos acerca de la evolución de la demanda por los teléfonos celulares, Ipods, DVD y las conexiones de Internet para percibir que el panorama televisivo será, más pronto que tarde, muy diferente al actual.
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