GRACIELA SPERANZA HABLA DEL “PRIMER ENCUENTRO INTERNACIONAL DE PENSAMIENTO URBANO”
“Hay que ver cómo restablecer la civilidad”
La escritora y crítica explica por qué es urgente discutir sobre la problemática de las ciudades. Especialistas argentinos y extranjeros participan del encuentro, que empieza hoy con una videoconferencia de Paul Virilio.
Por Silvina Friera
Las ciudades están hechas de deseos y de temores como los sueños. Esas gigantescas máquinas simbólicas, que funcionan como un espejo de las relaciones de los individuos con los otros y con el poder, alimentan la interpretación del presente y alientan la imaginación utópica o sombría en las ciencias sociales, la arquitectura, el urbanismo y las artes. Con la explosión demográfica, que trepa por una vertiginosa curva ascendente, el futuro que se anticipa –o que llegó hace rato como dice la canción– resulta alarmante. Basta recordar algunas de las cifras que aporta el sociólogo norteamericano Mike Davies. Por primera vez en el siglo XXI, más de la mitad de la población vive en las ciudades. “Las áreas urbanas hiperdegradadas”, las favelas y villas miseria, concentran el 78 por ciento de la población urbana de los países menos desarrollados. En el Primer Encuentro Internacional de Pensamiento Urbano, que comienza hoy en el Teatro San Martín, los desafíos de la expansión acelerada de la vida urbana actualizarán el debate entre los intelectuales y artistas argentinos y extranjeros que participarán de esta experiencia. El urbanista francés Paul Virilio dará una videoconferencia, “Claustrópolis o la ciudad del pánico”, para disparar la reflexión y el análisis sobre la sistemática privatización y control del espacio público.
El proyecto y la dirección de programación de este primer encuentro, organizado por la Vicejefatura del Gobierno de la Ciudad, es de la escritora y crítica Graciela Speranza. “Para pensar la complejidad de la vida urbana es necesario apelar a una diversidad de enfoques”, dice Speranza en la entrevista con Página/12. Garantizarán esta diversidad los participantes: las sociólogas Saskia Sassen, Maristella Svampa y Michel Maffesoli; los escritores Juan Villoro, Mario Bellatin y Alan Pauls; los artistas plásticos David Lamelas, Pablo Siquier y Eduardo Stupía, y los arquitectos y urbanistas Rafael Iglesia, Zaida Muxí, Fernando Diez y Jordi Borja, entre otros (ver agenda). Ante los índices de crecimiento de la pobreza, sostiene la encargada del proyecto y directora de programación, la imaginación crítica y la reflexión sobre posibles estrategias de gestión se convierten en una urgencia. El arte también tendrá un lugar protagónico con la proyección de un fragmento de El tiempo como actividad, del artista argentino David Lamelas, que propone un recorrido aéreo por Berlín; una banda sonora con el sonido ambiente que se produce en la ciudad y la instalación audiovisual interactiva Atlas, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, creadores del Canal Ciudad Abierta, que desplegará relatos y experiencias de los habitantes de Buenos Aires. “El pensamiento sobre las ciudades no sólo es producto del trabajo de especialistas, arquitectos, urbanistas, sociólogos, y en otro grado de abstracción, pensadores y filósofos. En el arte también hay pensamiento urbano”, señala Speranza. “La literatura y las artes visuales del siglo XX en la Argentina, anticiparon su visión de las ciudades. Hay que desentrañar lo que representan las artes del presente y lo que imaginan para el futuro”.
–¿Cuándo aparece la categoría “pensamiento urbano”?
–No sé si es una categoría. El desarrollo de las ciudades es el hito de la historia. El propio Virilio dice que no se puede pensar la historia sin pensar la ciudad, la historia está hecha de trayectos, de organizaciones y contactos, y más recientemente hemos pasado de la geopolítica a la metropolítica. El pensamiento urbano es casi una condición necesaria del pensamiento actual. La historia de las vanguardias artísticas se escribe también con la relación del arte con las ciudades. Muchos de los grandes pensadores del siglo XX han concentrado la reflexión en las ciudades como Benjamin, Raymond Williams o Richard Sennet. El pensamiento urbano es una imposición de la historia, una necesidad.
–¿Qué proponen los análisis de Virilio y Maffesoli respecto de los nuevos fenómenos que surgen en las ciudades?
–Virilio tiene una mirada sombría sobre los efectos que han tenido la velocidad y el accidente sobre la vida urbana. Son transformaciones muy alarmantes como el paso de lo que él llama la cosmópolis, la ciudad abierta al mundo, a la claustrópolis, la ciudad cercada, vigilada, controlada. Virilio ve surgir una nueva “democracia de la emoción”, opuesta a la democracia de la opinión, un fenómeno que pone en cuestión el núcleo de la democracia porque reemplaza la reflexión a la que aspiraba la democracia representativa, por un reflejo condicionado producido por la angustia y el pánico, que lleva a la estandarización de la opinión pública. En el otro extremo, con Maffesoli está la mirada más optimista y menos sombría sobre los fenómenos urbanos, las nuevas tribus y las comunidades instantáneas, que contradice la idea de que la posmodernidad implica un retraimiento en el individualismo. El observa que se traman otros tipos de lazos, más instantáneos, menos duraderos, pero que también revitalizan el tejido urbano, lo que él llama neotribalismo.
–¿Cuáles serían los problemas más urgentes que plantea esta velocidad en los cambios del paisaje urbano y del tejido social?
–El espacio público es más amenazante que estimulante. Hay que ver cómo restablecer la civilidad, cómo restaurar la vitalidad y estimular el contacto en ciudades regladas por cuestiones de seguridad, por las amenazas terroristas, pero también por el gran flujo inmigratorio y por el recrudecimiento de la delincuencia en el sur globalizado. Cómo es posible sostener la diversidad de la vida cultural de los espacios artísticos culturales independientes y al mismo tiempo regular la interacción social.