CINE › MARATON DE CINE FRANCES
Por los caminos de la nouvelle vague
El ciclo que continúa hasta el martes 20 es un maratón que incluye todo lo que hay que ver del género francés, con películas y documentales de sus nombres principales.
Por Horacio Bernades
El escenario y el entretelón, la cocina y la salle-à-manger, el anverso y su reverso, la elucubración y la concreción, la obra y su reflexión: posibles vías de abordaje al ciclo El cine francés visto por dentro, que hasta el martes 20 se lleva a cabo en la sala Lugones del San Martín. Organizado por el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina –con el auspicio y colaboración del Servicio de Acción Cultural de la Embajada de Francia–, este maratón cinéfilo, gigantesco y tentacular, puede ser visto como un verdadero hípertexto en movimiento. Una red de links (documentales, películas de ficción, materiales de archivo, entrevistas) permitirá abordar su asunto –el cine francés, sobre todo el del último medio siglo– como quien practica una anatomía completa. Objeto de estudio privilegiado:la nouvelle vague y sus máximos nombres, sumados a sus antecedentes, adyacencias y derivaciones.
Iniciado con la apertura de su puerta más glamorosa (tres mediometrajes sobre el Festival de Cannes, realizados por su director, Gilles Jacob), a partir de ayer (consultar programación completa en teatrosanmar tin.com.ar), el ciclo se interna en lo que constituye su carozo: la revisión de la nouvelle vague desde su propio seno. Cada día se ve una película de cada uno de los nombres mayores, y ese film se acompaña de uno o más documentales que permiten poner en relación praxis y pensamiento. No falta nadie. Por orden de aparición, desfilan por la Lugones Godard, Truffaut, Jacques Demy, Agnès Varda, Jacques Rivette, Chabrol, Rohmer y Resnais, con André Téchiné y Jacques Doillon como continuadores de la corriente.
Como la programación es de una ambición desbordante, no faltarán documentales dedicados a la nouvelle vague en su conjunto, así como esos iniciadores que fueron Henri Langlois y la Cinemateca Francesa, ciertos antecesores reivindicados por Godard & Cía. (Jean Renoir, Jean Cocteau, Jean-Pierre Melville), compañeros de ruta como Marguerite Duras y Jean Eustache, directores de fotografía como Henri Alekan. Y hasta los Cahiers du Cinéma, la revista que parió a la nouvelle vague y dialogó, la acompañó y se peleó con ella de allí en más. Puntos altos serán las copias de films que desde hace tiempo no hay ocasión de ver en salas de Argentina (Carta a Freddy Buache de Godard, La piel dulce de Truffaut, India Song de Duras, Lola de Demy, El ejército de las sombras de Melville y, sobre todo, La religiosa, que no se ve aquí desde su estreno, hace ya 40 años).
Pero las verdaderas gemas a descubrir son los reportajes fílmicos, la mayoría de ellos inéditos aquí. Realizados casi todos para distintos ciclos de la TV francesa, habrá uno sobre Godard en adecuado formato de collage, otro en el que Truffaut discurre sobre sus films desde un sillón del living, uno en el que Duras explica las relaciones entre India Song y las dos novelas de las cuales surgió esa película, otro sobre la génesis de la nueva ola, uno en el que Melville se retrata a sí mismo en nueve “poses”, otro en el que Rivette dialoga con el eminente crítico Serge Daney, uno en el que Eric Rohmer exhibe sus cuadernos de notas y cintas de audio, otro en el que Jean Renoir conversa con su actor favorito, Michel Simon... Un verdadero maratón en el que no faltarán un par de documentales kilométricos. Tres horas y media dura El fantasma de Henri Langlois, realización estrenada el año pasado que traza el recorrido del alma pater de la Cinematheque, y apenas un poquito menos Serge Daney: Itinerarios de un cinéfilo, alrededor de la figura y la obra de uno de los más brillantes críticos de cine de todos los tiempos.
Fascinado por el rastreo de archivos e hijo dilecto de la cinefilia francesa, no es raro que quien mayor cantidad de materiales haya provisto para este ciclo sea el argentino Edgardo Cozarinsky. De él se verán Citizen Langlois; Jean Cocteau, retrato de un desconocido y El cine de los Cahiers, testimoniando que la pasión cinéfila no sabe de fronteras.