Jueves, 12 de octubre de 2006 | Hoy
ROBERTO ZURBANO TORRES, DE CASA DE LAS AMERICAS
Por Angel Berlanga
“Nosotros estamos pensando todavía que podemos hacer una retórica más nuestra, en términos latinoamericanistas, sobre todo en un momento como éste.” Esta declaración de intenciones proviene de un cubano, claro: Roberto Zurbano Torres, director del Fondo Editorial de Casa de las Américas, pasó por Buenos Aires para participar del Primer Congreso Internacional de Literatura. Este poeta, ensayista y crítico, que dirige esa legendaria editorial desde enero de este año, contó en su conferencia acerca de proyectos, aperturas y cerrazones, obstáculos y perspectivas para la circulación de libros, autores y temáticas en la isla y también en el continente. “Estamos tanteando las posibilidades de intercambio con otras casas, incluso pensamos en coediciones con editoriales universitarias”, explicó. “El fenómeno de la distribución es una cosa terrible; intercambiar libros y autores demanda un esfuerzo muy grande en Latinoamérica”, agregó.
Zurbano Torres vino a participar de la segunda “mesa especial” del congreso desarrollado en el Centro Cultural de la Cooperación, del que participaron académicos y profesores de universidades de varias provincias argentinas y también de América y Europa. Un rasgo de la “especialidad” de la mesa estuvo dado por la ausencia de los otros dos panelistas (Luis Chitarroni y Gabriela Adamo, de Sudamericana y Paidós respectivamente), de modo que el plural que proponía la convocatoria, “Los mapas editoriales en América latina”, se quedó en singular: Zurbano solo, nomás. Cosas que decir no le iban a faltar: cubano, recuérdese. También hubo que pararlo, para desalojar la sala.
“El mapa de América latina va cambiando de color, pues están pasando cosas muy interesantes en la última década, esto de la revolución bolivariana en Venezuela, la situación de Bolivia y de otros movimientos que no son tan visibles como éstos, que ocurren en otros espacios, donde comienzan a observarse de una manera evidentemente política movidas que tienen que ver con el feminismo, el indigenismo, los sin tierra –arrancó Zurbano Torres–. El mundo de las editoriales, de las industrias culturales en términos más generales, se ha estado desapegando un poco de estas movidas, de esta reconfiguración, y está esperando con cierta discreción, una discreción quizá neoconservadora, que pase la avalancha, o que las aguas tomen su nivel. Posiblemente esto suceda, o no, no somos profetas en este sentido, pero creo que hay que acercarse a estas maneras de reconfiguración. Y me hubiera gustado compartir con los colegas de aquí cómo las editoriales están articulando sus miradas hacia estos procesos, sobre todo porque hay nuevos sujetos, que pueden ser sujetos lectores.
“¿Hasta qué punto las editoriales de Latinoamérica estamos prestando un servicio suficientemente honesto, por decir una palabra quizá romántica, a estos nuevos movimientos sociales? –se preguntó–. En estos campos encontramos posibilidades de lectura, escritura, discusión, polémica, ¿sabemos ir mediando con estas cosas? Porque las editoriales son ese camino entre el autor y el lector. Un lector al que hay que ir construyendo, también. Las editoriales pueden construir una forma de leer, un nuevo sujeto lector que no sea solamente aquel de los libros de autoayuda, reproductores de las mismas ideas que se manejan siempre de manera superficial, y que los ayude a ser sujetos transformadores, que compartan proyectos de emancipación en las sociedades nuestras.”
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