Sábado, 12 de enero de 2008 | Hoy
CLAUDIO MASSETTI, DIRECTOR DEL CENTRO CULTURAL RECOLETA
El funcionario que acaba de asumir repasa sus planes para una de las instituciones emblemáticas de la cultura porteña, que incluye abrirlo a “disciplinas como la música y el teatro”.
Por Silvina Friera
“La tonada cordobesa la voy a tener toda mi vida”, dice con un gesto de orgullo y picardía Claudio Massetti, el nuevo director del Centro Cultural Recoleta. Ese cantito tan ameno para el oído parece que se adhiere para siempre al habla de los cordobeses, sin importar las fronteras geográficas y culturales. “Soy muy amigo de Antonio Seguí, que vive en París hace muchos años. Antonio mantiene el acento, pero lo más gracioso es escucharlo hablar francés con tonada cordobesa”, cuenta Massetti. El flamante director confirma que se respetará la programación pautada por su antecesora, Liliana Piñeiro, y que se mantendrá el perfil de “esta gran fábrica productora de arte”, pero subraya que impulsará una política de puertas abiertas hacia la música, el cine, la literatura, el teatro y la danza. Entre los anuncios enumera que se está evaluando la posibilidad de ser una de las sedes del Festival de Cine Independiente, que se aumentará la oferta de cursos y talleres, que proyecta organizar homenajes a grandes maestros del arte contemporáneo, como Julio Le Parc, y que tiene en mente conformar un circuito cultural con los organismos nacionales, de la ciudad, o instituciones privadas de la zona, como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Palais de Glace, la Biblioteca Nacional y el Malba, entre otros.
“Hemos detectado algunos inconvenientes por la falta de previsión que generan muchas tensiones entre las áreas operativas y de producción. Lo que hace falta es trabajar con más tiempo y organizadamente. Antes de mitad de año tendremos planificadas todas las actividades que se desarrollarán durante el 2009 y gran parte de la programación de 2010”, señala el director del Centro Cultural Recoleta en la entrevista con Página/12. Con una vasta trayectoria en la gestión cultural, Massetti dirigió el Palais de Glace (2000 a 2001) y desde el 2002 hasta diciembre del año pasado fue director ejecutivo del Centro Cultural San Martín. “Nos estamos comunicando con aquellos artistas, instituciones o productores que tienen asignadas salas y fechas y les estamos pidiendo todos los datos necesarios para que sean mejor atendidos que nunca –se entusiasma–. El artista se pone muy contento cuando se lo invita a exponer, pero quiero que esa misma alegría se sostenga en cuanto la muestra se desmonta, que el trabajo sea armonioso, que la atención sea óptima y que toda la tarea de preproducción y de montaje se haga en condiciones normales.”
Massetti advierte que el edificio requiere urgente una política de mantenimiento más adecuada. “Se estuvo trabajando directamente sobre paredes que tienen más de 400 años de antigüedad; no es fácil volver a revocar y pintar una pared de estas características y esto se nota en las salas –precisa el director–. Más que tener un problema estructural, el Centro tiene un problema ocasionado por el uso intensivo de la infraestructura. Así como hay una conciencia ecológica, tiene que haber una conciencia patrimonial sobre el edificio”, compara el director.
–¿Cuánto presupuesto necesita?
–El presupuesto de este año es aproximadamente de ocho millones de pesos, que no alcanza para todo lo que queremos hacer. Pero evidentemente esperamos incrementarlo con la importante tarea que realiza la Asociación de Amigos del Centro Cultural Recoleta con la búsqueda de sponsors para las grandes muestras. El ministro (Hernán) Lombardi apenas asumió planteó la posibilidad de que el Centro pueda cobrar entradas para algunos espectáculos, no para el ingreso, que seguirá siendo libre y gratuito. Uno va a poder pagar una entradita para participar en un patio de tango, en una obra de teatro, en alguna proyección de un ciclo de cine arte. Estuvimos conversando con las nuevas autoridades del Bafici, y además de ofrecerles que el Recoleta sea una sede del festival, algo que están considerando, la idea sería que una vez que termina el Bafici continuar con la programación que no se pudo ver, porque es imposible ver todo lo que proyecta el Bafici, en nuestro microcine. La posibilidad de cobrar entradas podrá incrementar los recursos del Recoleta.
–También esta medida podría entenderse como un arancelamiento de la cultura. ¿Cuál sería el valor aproximado de esas entradas?
–No se piensa en un arancelamiento; es exactamente como cuando se va al teatro San Martín y se paga una entrada accesible para ver obras que en cualquier parte del mundo se pagarían diez veces más. El Bafici cobra seis pesos la entrada, así que podrían mantenerse esos valores en el auditorio del Centro. Si una obra de teatro independiente está 15 o 20 pesos, acá se cobrará entre 8 y 10.
–¿Esta política de “puertas abiertas” cambiará el perfil y la identidad del Recoleta?
–No, vamos a seguir haciendo todo lo que se viene haciendo, más y mejor, o por lo menos más organizadamente, en el ámbito de las artes visuales. Pero hay una cantidad de actividades que se habían dejado de hacer como el teatro, la danza, la música. Estamos poniendo en marcha auditorios, salas de teatro, los patios internos y distintos lugares que no estaban siendo programados. Aquí tenemos un laboratorio musical pionero en Latinoamérica, que gracias al aporte de fundaciones y organizaciones intermedias ha sido reequipado, y lo queremos mostrar, para lo cual pensamos generar con el área de música y medios electrónicos una serie de ciclos y encuentros que permitan conocer esta actividad, que no estaba muy difundida. La identidad del Centro Cultural Recoleta hay que mantenerla.
–¿Qué ideas o propuestas tiene en mente para incluir en la programación de este año?
–Mi idea es realizar homenajes a los grandes maestros contemporáneos, que siguen siendo tan vanguardistas y tan rebeldes como en su juventud, pero que ya son clásicos dentro del arte contemporáneo. Me encantaría poder generar un encuentro entre Julio Le Parc y la gente. Otra de las propuestas es incrementar la oferta de cursos y talleres de especialización. También me gustaría invitar a todos los espacios culturales vecinos, como el Malba, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Palais de Glace, el Museo de Arte Decorativo, Buenos Aires Design, la Biblioteca Nacional, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares y la Facultad de Derecho, a conformar un circuito integrado mínimamente en la comunicación, para que tanto los vecinos como los turistas encuentren un menú de opciones culturales que no compitan entre sí, que no se inaugure todo el mismo día y a la misma hora. Tener aquí información de las actividades que se realizan en otros lugares y que los otros lugares tengan la información de la programación del Recoleta.
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