Sábado, 12 de enero de 2008 | Hoy
VIDEO › “OTRA DESPEDIDA DE SOLTERO”
Edward Burns dirige este film, rodeado por un auténtico seleccionado indie.
Por Horacio Bernades
Actor, escritor, realizador y productor que en días más cumple 40, Edward Burns se especializa en lo que podría llamarse comedia realista romántico-coral. Al menos así es en aquellas películas, estrictamente independientes, en las que hace algo más que poner la cara y pasar por caja. Con un envidiable promedio de ocho títulos en una década, en las cuales cumplió todos los roles mencionados, en la Argentina es probable que sea más conocido en esos “papeles alimenticios”, como pueden ser los casos de Salvando al soldado Ryan (era uno de los miembros del batallón), 15 minutos (el partenaire de De Niro) o, más recientemente, El descanso. Pero como tiene un estilo de actuación del tipo “hagan de cuenta que no estoy acá”, y una expresión acorde, lo más posible es que nadie termine de identificar a este otro Mr. Burns.
Algo parecido sucede con las películas que, además de protagonizar, escribe, dirige y produce: en ellas, el medio tono y la baja intensidad parecerían serlo todo. Así sucede desde The Brothers McMullen, ópera prima de 1995 que jamás se estrenó en la Argentina, y que probablemente sigue siendo la mejor de sus películas. Las que vinieron después (She’s the One, No Looking Back, Sidewalks of New York) siguieron ese modelo, que parecería querer copiar la escasa dramaticidad, falta de brillo y escondida calidez que tiene la gente común... si es que tal cosa existe. Todo ello se verifica en una de sus películas más recientes, The Groomsmen, que por estos días el sello Transeuropa lanza directamente en DVD, con el título de Otra despedida de soltero. Rodeado como de costumbre por un pequeño seleccionado de la actuación indie, el que se casa es un muchacho de Long Island, donde también transcurría The Brothers McMullen, y que más que un barrio neoyorquino tiene pinta de cansina ciudad del interior.
El protagonista es escritor, está de novio con Brittany Murphy (8 Mile, Sin City) y lo interpreta, claro, el propio Burns. Para la despedida de soltero se reúnen sus amigos, alguno de los cuales llega especialmente para la ocasión (el caso de TC, el personaje del gran John Leguizamo, que se marchó hace tiempo para no tener que confesarle a nadie que es gay). Típico relato de barrio, las vidas de los muchachos parecen tan poco ajetreadas como las calles de Long Island. Y tan provincianas también: hay que ver las expresiones escandalizadas que despierta la salida del closet de TC. Más de una frustración y alguna peligrosa indecisión (sin ir más lejos, Paulie no está muy seguro de casarse) se cocinan a fuego lento, y no tardarán en aflorar. El estilo de Burns, tan discreto como sus personajes, se basa en largas escenas, charladas y con protagonismo múltiple, en las que la improvisación cumple un papel crucial.
Apuntando siempre a la máxima naturalidad y con una química que combina a los más retraídos con los más “sacados”, todo el elenco se luce en Otra despedida de soltero, como de costumbre en las películas de Burns. Tan frescas como una charla picante entre amigos, es verdad que no son películas que dejen una huella honda. Raro actor y director, este Burns: en lugar de llamar la atención, parecería que lo suyo es pasar inadvertido.
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