Viernes, 7 de marzo de 2008 | Hoy
LA REVISTA FIERRO, MAÑANA CON PAGINA/12
A las tiras e historias habituales, la publicación suma en este número los primeros trabajos ganadores del concurso Oesterheld Redibujado, que muestran una actualidad estética sorprendente.
En el prólogo del número 17, la revista Fierro, que llega a todos los kioscos junto a Página/12 mañana, Juan Sasturain cuenta que las historietas se anduvieron disputando “a codazos” el espacio para aparecer. Es que a las tiras e historias habituales en este número se suman los primeros trabajos ganadores del concurso Oesterheld Redibujado. El resultado está lejos de cambiar la esencia de la revista, más bien la reafirma: nuevamente la revista presenta un conjunto solvente, pero variado de estilos, temas y tonos. Y, claro, esta vez no queda sino destacar las 24 páginas dedicadas al concurso.
En 1958, Héctor Germán Oesterheld llevaba, junto a Francisco Solano López, la serie “Ernie Pike”. Uno de sus primeros episodios fue “El combate del Duquesa”, una historia en torno de un buque hundido, que se publicó en Hora Cero Extra. Pedro José Sanna, uno de los ganadores de la Categoría Uno del concurso, retomó el relato. Alejándose del énfasis en la mirada de los protagonistas y el difícil trabajo de las texturas conseguido por Solano López en el original, Sanna logró dotar a la historia de una actualidad estética sorprendente y mantener intacto el ritmo que el autor de “El Eternauta” imprimía a sus narraciones. En el proceso dejó una serie de viñetas jóvenes a partir de un guión de cincuenta años.
Tony Ganem, primer premio de la Categoría Dos del concurso, retomó “Richard Long”. Esta historia había sido publicada en el suplemento de historietas de la revista Karina en el año 1966. El artista encargado de plasmarla en su momento había sido nada menos que Alberto Breccia, que –según cuenta– la había hecho como collage por el apuro para entregarla. La versión de Ganem recurre en cambio al dibujo digital y le cambia el rostro por completo.
Este número en la Categoría Tres encontramos el tercer puesto. Es “La Historia de O”, dibujada por Nahuel Sagárnaga, y toma un guión de tono autobiográfico que Oesterheld escribió en 1958 para el libro La Historieta Mundial, de Enrique Lipszyc, y que hasta ahora jamás se había puesto en imágenes. Hasta ahí los tres primeros trabajos del concurso que aparecen en este número de Fierro, entre una tapa interna con la caricatura de un “mano” y una contratapa genial (también interna, ambas a cargo de Diego Parés), que simula un afiche de peli de terror de los ’50 sobre una hipotética película de El Eternauta.
Sasturain arriesga que esas separatas de Parés bien pueden valer la revista. Y quizá tenga razón, pero la cosa no queda ahí. A ese cóctel hay que sumar algunos habitués de la revista: Tati, presentando su tira habitual del Mago Galerita; Freak City, cortesía de El Tomi; las delirantes Tiras para Arriba, de Gustavo Salas, el mismo que desfila jueves a jueves en el Suple No. Otro delirante es Parés, que se desató con “La última mujer sobre la tierra”. Calvi, por su parte, acerca “Altavista”. Además, Trillo, Maicas y Mandrafina siguen presentando “El Conejo de Alicia”, esa versión sacada, neurótica y fetichista del clásico personaje de Lewis Carroll. Otro que suma una paginita es Horacio Altuna, que nos trae “Malasartes”.
Por si esto no alcanzara para que Fierro mantuviera la identidad que la caracteriza en esta etapa, los dos dramas estables de la revista siguen: “El síndrome Guastavino” y “20874” vuelven a aparecer. La historia de Carlos Trillo y Lucas Varela se acerca a su final en una penúltima entrega asfixiante, alucinada y “Elektrica”. La historia de Minaverry sobre las archivistas alemanas de posguerra sigue a paso seguro, buceando lentamente en el horror con la crudeza que sólo permite la tinta negra.
Además, esta edición viene “internacional”. Es que “importa” al brasileño Adao Iturrusgarai, que se hizo conocido en su país natal por sus tiras en el Folha do Sao Paulo. Ahí está, mostrando una historia corta titulada “La vie en rose”.
No se habló todavía de la tapa fierrera ni de Picado Grueso. El encargado esta vez es Enrique Breccia, uno de los mejores dibujantes del circuito historietístico argentino. Es cierto que Breccia no es un tipo “nuevo” en el ambiente, como acostumbró en los últimos números ese suplemento de la revista que es P. G., pero esta vez se trata de un relato realizado exclusivamente para la ocasión, con una unidad formidable, que se convierte en una especie de “catálogo de autor”.
Resultado, lector de viñetas: este número es material del bueno. Condensa mucho de lo mejor que tiene para ofrecer el comic vernáculo y salpimenta con algunas rarezas que son de agradecer. Pero para qué repetir lo ya dicho arriba, mejor abrir la revista al azar y empezar por lo primero que salga, seguro es bueno.
Informe: Andrés Valenzuela.
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