“Me comprometo a que, desde el 1° de marzo del 2012, la Ciudad disponga todos los días del año de lugares gratuitos para que todas las bandas de música puedan tocar en vivo y promover la alegría, la cultura y la inclusión de los jóvenes en la vida de la ciudad”, asumió Mauricio Macri, como compromiso de campaña, en un acto previo a la segunda vuelta electoral por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Firman conmigo jóvenes artistas porteños que serán testigos de su cumplimiento”, dijo el mandatario luego reelecto, mientras los flashes apuntaban a una cartulina blanca en la que él y los músicos de las bandas Tren Fantasma, Wind y The Whiskies estamparían la rúbrica formal. Y ahí sí, otra vez, se entonaron las estrofas de “We will rock you” de Queen ante la risa cómplice de sus camaradas y secuaces.

La promesa incluía el pago de luz, sonido y cachet a los artistas, además de la selección de cinco bandas que grabarán un CD con 200 copias, cinco que participarán en el Ciclo Emergente y otras cinco que serán incluidas en el ciclo de recitales gratuitos del Parque Roca; y se añadía a “Vamos las Bandas”, un concurso destinado a escuelas porteñas que fue debidamente presentado en el estudio de Lito Vitale (quien participará del jurado y grabará a los ganadores). “Es una vergüenza de campaña”, dispara el periodista y docente Mariano Ugarte, quien moderará una nueva puesta del ciclo Intervenciones Críticas que organiza como coordinador del área de música del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (Corrientes 1543).

“La gestión de Macri en cultura es espantosa y de vaciamiento. Su relación con la música es la espectacularización, sólo le sirve como banda sonora de su campaña. A su no-política le corresponde una no-música: conflictos con trabajadores del Colón, vaciamiento de la Banda Sinfónica de Buenos Aires, que no tiene ni instrumentos, clausura de proyectos culturales en barrios e, incluso, una caza de brujas tras la tragedia del boliche Beara”, apunta Ugarte, quien desde hace años pretende “fundir la práctica y la teoría” a través de ciclos y proyectos en donde se promueven espacios de crítica y debate acerca de hábitos, consumos y políticas culturales de la ciudad capital, pero también del país en su conjunto.

En esta edición plenaria de Intervenciones Críticas (que comienza hoy a las 19 en la sede del centro cultural) participarán el propio Ugarte, Luis Sanjurjo (coordinador del área de Políticas Culturales del espacio), Carlos Sidoni (de Trabajadores por la Música en Acción) y Florencia Dadamo, directora del cortometraje que surgió como consecuencia de Por Algo Será, disco que evoca los 35 años del golpe del ‘76 y que será presentado nuevamente en el ex centro clandestino Automotores Orletti junto a Lisandro Aristimuño y Gabo Ferro, entre otros músicos.

“Pensar la música no es un lugar común, mucho menos poner a los músicos en clave política. Antes, se pensaba que el músico comprometido era el que le cantaba a la revolución, una suerte de realismo socialista desfasado. Yo llegué a escuchar que el rock y el jazz eran mecanismos de dominación imperialista. Música comprometida no era sólo la que hacía Víctor Jara. Eso sería tan ridículo como volver museo un arte ágil e imprevisible como la música”, defiende Ugarte, y arremete: “Además... ¿comprometido con qué? Estamos en medio de la caída de los grandes discursos y emergen las micropolíticas, los cambios barriales y las resignificaciones vecinales como parte de una revolución hacia el interior. Se puede ser revolucionario aun cantándole al amor”.

El espacio propone generar doctrina y epistemología entre músicos y estudiosos; de la combinación de éstos se han inspirado notables y acalorados debates que dejaron como saldo, también, los libros Emergencia, Música y Cultura Popular y Sonidos, tensiones y genealogía de la música argentina (1910-2010), coeditado junto al Fondo Nacional de las Artes en el marco del Bicentenario. En simultáneo, el centro cultural está por lanzar, junto a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, una colección bibliográfica sobre la temática llamada Contentio.

Pero no sólo se busca despertar en los músicos la sensibilidad de la reflexión sino, también, la de la acción: “La música es una fortísima y concentrada industria cultural, pero al músico le cuesta mucho verse como trabajador. A todo artista le cuesta eso. Son conceptos antagónicos en la sociedad occidental y moderna. Como todo trabajador, y para que pueda hacer valer sus derechos, el músico debe luchar colectivamente. No creo que sea obligatorio un compromiso social y político, pero todo hecho artístico, en determinado contexto, se convierte en tal”, concluye Ugarte, quien aprueba, en ese sentido, el proyecto sobre ley de música que espera la media sanción del Senado antes de fin de año para no perder su estado parlamentario.

* Ciclo Intervenciones Críticas. Hoy, a las 19, en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (Av. Corrientes 1543).