Miércoles, 19 de abril de 2006 | Hoy
MUSICA › UNA MULTITUDINARIA ASAMBLEA POR LA LEY DEL MUSICO, EN EL BAUEN
Novecientos músicos de todos los palos se juntaron en el hotel recuperado, en un acto de resistencia contra la ley de 1958.
Por Cristian Vitale
En un hecho prácticamente inédito en la Argentina, unos 900 músicos de todos los géneros se autoconvocaron en el Hotel Bauen para exigir la anulación del Decreto 520/05 que reglamenta la Ley 14.957 (Estatuto profesional del ejecutante musical). Con una gran mayoría de músicos independientes –a quienes más perjudica la ley, en principio– y muchas caras conocidas, se desarrolló una asamblea en la que todos, en líneas generales, estuvieron de acuerdo. “Es importante demostrar que esta ley no beneficia al 80 por ciento de los músicos, como dicen, porque no contempla a aquellos que trabajan en forma independiente. Habría que hacer un relevamiento para fijar cuántos músicos trabajan así”, destacó Liliana Herrero durante el multitudinario debate, que desbordó las instalaciones del hotel recuperado por los trabajadores.
Entre otros, asistieron Marcelo Moguilevsky, Black Amaya, Alejandro Medina, Marcelo, Bernardo y Mariana Baraj, Raúl Porchetto, Liliana Herrero, Daniel Maza, Lito Vitale, Rodolfo García, Gastón Posse, Adrián Iaies, Juan Barrueco, Diego Boris, Cristian Aldana, Oscar López Ruiz, Ernesto Jodos y Javier Malosetti, que avalaron un primer comunicado colectivo tendiente a frenar la ley por considerarla anticonstitucional. El blanco principal fue el SADeM (Sindicato Argentino de Músicos), principal impulsor de la norma. “Gracias SADeM por habernos despabilado, produciendo algo que parecía imposible: la articulación y movilización de los músicos sin distinción de género, especialización o partido político”, dice el preámbulo del primer comunicado.
La ley –sancionada el 20 de septiembre de 1958 y reglamentada el 19 de mayo de 2005 a instancias del Poder Ejecutivo– tiene como objeto, según el Sindicato, transformar a los músicos en trabajadores profesionales reconocidos por el sistema legal. “Termina con jornadas de trabajo interminables, condiciones indignas y hasta la exigencia de pagar para tocar, tan de moda en algunos sectores de la actividad”, dice un comunicado. Sin embargo, una gran cantidad de músicos la rechaza al menos con dos cuestiones clave: la obligación de tener una matrícula profesional para desarrollar la actividad tras la aprobación de un examen de “idoneidad musical” ante una mesa examinadora y la mediación del sindicato en el acuerdo económico que traben los músicos con quienes los contraten, a través de una caja de salarios y prestaciones. “Es histórico que los músicos comencemos a decidir qué es lo mejor para nosotros”, insistió Diego Boris, presidente de la Unión de Músicos Independientes (UMI).
Además de “escrachar” a quienes apoyaron la ley –se señaló al secretario general del Sindicato, Martín Jaime, al diputado Julio Atanasoff, a Luis Blanco y a Miguel Botafogo, encargado de tomar los exámenes–, circuló la idea de juntar un millón y medio de firmas, y se apuntó duramente contra la “oscuridad” de la Ley, de cuya entrada en vigencia el viernes nadie se había enterado. “Yo trabajo en el área de cultura del SADeM hace 14 años y me enteré de la ley porque una vez quise hacer un llamado desde un teléfono público que hay en la sede y me encontré, en ese lugar, con una placa de bronce que dice ‘Muchas gracias por el decreto, ministro Tomada y presidente Kirchner’”, dijo Ricardo Martínez.
Otro punto candente tratado en el debate fue el efecto que podría causar la norma contra las fuentes de trabajo. Dada la gran cantidad de monotributistas y cuentapropistas, los músicos opinan que la matrícula es confiscatoria y atenta contra la libertad de conciencia. “Los boliches exigen una credencial paga, que conseguís después de un examen. Ahora, ¿ante quiénes y por qué debemos demostrar que somos músicos? ¿O es que le tenemos que pagar a la policía musical para que noche a noche nos venga a controlar?”, expresó Rodolfo Nocetti, músico de Necochea. “La confección de un fichero con nuestras matrículas es una forma de control muy peligrosa de censura o disciplinamiento. Nos están metiendo la mano en elbolsillo de una manera impresionante. Imagínense una bandita de rock que tiene que garpar 96 mangos para tocar. Es probable que podamos frenar la ley, pero tenemos que estar en guardia porque van a volver por nosotros”, señaló Moguilevsky.
Como respuesta espontánea, la UMI –en representación de los músicos independientes– propuso estrategias que serán tratadas en la próxima asamblea a realizarse el lunes en el mismo lugar. Las alternativas que propone la Unión pasan por reemplazar la matrícula por un censo gratuito y anual y, entre otras, derogar el artículo 8 de la ley, que considera feriado obligatorio los viernes santos, el día de los difuntos, el de la música, el día del trabajador, Navidad y Año Nuevo. Esto recién empieza.
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