Jueves, 1 de diciembre de 2011 | Hoy
MUSICA › AGARRATE CATALINA REPASARá EN EL LUNA PARK SUS PRIMEROS DIEZ AñOS DE MURGA
Es una de las murgas más emblemáticas de Uruguay, pero de este lado del río nunca paró de ganar adeptos. “Haremos una antojadiza retrospectiva de muchísimas vueltas de minutero, que contiene todo lo que queremos volver a cantar”, dice su fundador sobre el show.
Por Karina Micheletto
“Diez años caben en una noche de Luna”, anuncia Agarrate Catalina, una de las murgas más emblemáticas de Uruguay, adoptada también de este lado del río por hinchas fieles que contagian a un público cada vez más amplio. Los diez años que caben son los que esta agrupación está cumpliendo de vida, como un proyecto colectivo que, sin apartarse de las raíces del género, fue apostando siempre a la renovación y al trabajo de producción artística. La noche a la que hacen referencia será la de hoy en el Luna Park, en la fiesta que a partir de las 21 prometen desatar: “Un espectáculo que nunca viste con todo lo que querés volver a ver”, avisan los uruguayos.
Llega entonces el momento del repaso y el festejo para Agarrate Catalina, en el despliegue que permite el estadio de Corrientes y Bouchard. ¿Y cómo piensan sintetizar estos diez años “en una noche de Luna”? “Con una antojadiza retrospectiva de muchísimas vueltas de minutero, que contiene todo lo que queremos volver a cantar, todo lo que queremos volver a decir, muchísimo de lo que nos enorgullece y creemos que la gente disfruta”, dice Yamandú Cardoso, fundador de la murga, y aclara: “Vamos a intentar no realizar un espectáculo apto únicamente para coleccionistas. Sí tendrá guiños y gran complicidad con ellos, sin dejar de lado a los que lleguen sin saber de qué carajo le están hablando si le dicen Agarrate Catalina”.
–El aniversario redondo impone el balance. ¿Qué imágenes aparecen como las más gratificantes de estos diez años?
–Conceptualmente, la satisfacción de habernos sobrevivido como colectivo humano, de mantener un real y contundente parecido (a pesar de caras nuevas, kilos, canas y años de más) con la foto original, tiene una gran importancia. Después es asomarse a un gran y desordenado cajón de fotos vivas: aparecen juntas una de la primera gira a Europa, un grupo de amigos devenidos en artistas uniendo otra vez, cien años después, nuestro carnaval con el de Cádiz, bisabuelo fundamental e involuntario de nuestro género. La Catalina invitada a cantar en La Sorbona de París. La murga en un río humano en la 9 de Julio en el Bicentenario argentino. Todas las fotos de las niñas que se llaman Catalina en homenaje a la murga. La noche del Estadio Centenario con la primera copa de carnaval. Una de la gira con El Sabalero cantando “A mi gente”. El Canario Luna llorando de emoción cuando ganamos nuestro primer carnaval. Los teatros de La Habana, Madrid, México, Panamá, Quito, Valparaíso y Asunción recibiendo nuestro canto. Los tatuajes en las pieles de los seguidores. La gente y su cariño imposible de terminar de agradecer. El orgullo en los ojos de nuestras familias.
–¿Y cuáles son los momentos difíciles, menos felices, que surgen en el repaso de estos diez años?
–El alejamiento de algún compañero de las primeras horas, el dejar de formar parte de sus vidas, breves episodio de desamor, ya cicatrizados. La muerte de nuestro querido Manzana, chofer y más que amigo, tío de la murga.
–En estos años sembraron una relación cercana con el público argentino, recorrieron el país, tienen sus seguidores fieles aquí. ¿Por qué cree que pudieron lograr esa conexión tan directa?
–Hay gran mérito del género. Hay también una cuestión directa que nos conecta con los argentinos y nos hace asombrosamente similares, que nos hace llorar y reír por lo mismo, que nos para frente a la vida desde un lugar muy del Río de la Plata. La caricatura de la murga con un uruguayo como víctima le cabe a un argentino. Supongo que también hay responsabilidad en las temáticas escogidas, en el criterio estético, el rigor artístico, en lo inclusivo de nuestros espectáculos y demás, pero eso no sólo lo tiene La Catalina. Entonces, ¿por qué pasa con nosotros? No sé. Por suerte no tenemos la fórmula del éxito, no sabemos dónde anda la baraja marcada y la verdad, no sabemos realmente a qué responde, cosa que nos permite gozar profunda e inocentemente con tanto cariño del pueblo argentino.
–La murga aborda por medio del humor la realidad social y política. ¿Cuál es el poder, el alcance y la misión del humor, según han podido comprobar con su arte?
–A mí me encanta el ejercicio colectivo que representa el carnaval uruguayo. Me enorgullece pertenecer a un pueblo de gente mezclada que es tan capaz de analizarse tan profundamente a través del humor. Me emociona que nos animemos a mirarnos bajo la lupa despiadada del humor. Cuando salimos a nuestros países hermanos, el humor es muchas cosas: puente, elemento aglutinante y movilizador, además de un fabuloso punto de encuentro.
–Ustedes apoyan al gobierno de Pepe Mujica, pero también critican lo que consideran criticable. ¿Cómo manejan este equilibrio? ¿Y cómo es tomado por el propio gobierno?
–Manteniendo de cualquier manera la independencia artística y la honestidad brutal. Nada; ni el cariño ni la admiración impiden que la murga haga las más cáusticas caricaturas. Lo que queramos decir, lo diremos del Pepe y de quien sea. La murga debe criticar lo que esté para criticar, la murga no debe ser el brazo artístico de nadie, nunca. La murga siempre debe estar parada en la vereda de barro del pueblo, es el gobierno que elige dónde pararse y desde dónde funcionar: si elige pararse enfrente, que se apronte para las pedradas que tiene la murga para tirar.
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