Un rockero que hace murga o un murguero que hace rock. Es lo mismo si la “o” se reemplaza por una “y”, Tabaré Cardozo transita sus días musicales entre ambos márgenes estéticos, y el conector –en tal contexto específico– no cumple necesariamente su función disyuntiva. “Unos dicen una cosa, otros otra, pero yo me mantengo firme, en el medio. Son las vertientes de las cuales me nutrí toda la vida”, resume él, casi tajante. Si a ambas, entonces, se le suma alguito de blues, de funk, de candombe, tango o rumba –con el coro atravesando el todo–, lo que da es una familia sonora que parte de la fusión inicial, pero no congela su herencia en tal patrón. “Es inevitable decir que el rock y la murga aparecen fuertemente impresos a lo largo del disco como una referencia constante, pero hay canciones que exploran otras fronteras, desarrollan otro lenguaje musical como literario. A lo largo del camino he ido perdiendo los prejuicios musicales. Y cada día me convenzo más de que la música es una sola y no le hacen bien las etiquetas”, explica y (se) define. El disco que presentará hoy –en el Teatro SHA, Sarmiento 2255– es El zoológico en mi cabeza y, precisamente, apunta a exponer los diferentes estados que lo atraviesan, con sus giros incluidos. “Digamos que cada canción tiene su propio universo”, subraya.

–Pero con la murga-rock como matriz. ¿Es, en su visión, Jaime Roos el principal impulsor del género, o habría que abrir el abanico y focalizar en otros músicos que tal vez no hayan sido tan influyentes como él?

–Sí, Jaime Roos es a la murga-canción lo que Rada es al candombe-beat.

Y la figura superlativa del Canario Luna es sin duda el link de la cancionística popular con la murga. Otras bandas que lateralmente han contribuido a popularizar el género murga-canción desde un lenguaje adoptado por las nuevas generaciones son No Te Va Gustar y La Vela Puerca. Si bien ambas bandas son rockeras, han incluido en sus repertorios algunas canciones de índole murguera que acercan los dos mundos musicales.

Estar frente a Cardozo es estar frente a un uruguayo completo, y no sólo por su nombre. Esto, más que hablar de “purezas”, significa codearse con la diversidad. Es detectar el pulso inclusivo de un autor, arreglador y compositor de murgas que ha atravesado por las agrupaciones contemporáneas más importantes del género en el país celeste (Falta y Resto, Contrafarsa, Curtidores de Hongos y Agarrate Catalina, en especial), y ha desarrollado un “otro yo” a través de bandas propias y discos significativos que pintan una forma sintomática de ver, describir y sentir el Uruguay: Pobres poderosos y El murguero oriental, entre ellos. “En cualquiera de mis discos solistas puede notarse este patrón compositivo: la canción es la que manda y a su influjo se arma la orquestación que le corresponde, como un traje hecho a medida”, compara. Y El zoológico en mi cabeza –último entre cuatro– mostraría su especificidad en la confluencia de estilos y un corpus textual que se desmarca de la crítica social mordaz, típica del género. “En mi veta solista elijo transitar más en mi subjetividad y en mi mundo afectivo. Son canciones que hablan de mí, de mi entorno y mis vivencias”, define.

–No ocurre así en Agarrate Catalina, la murga en la que aporta su pluma hace casi una década. ¿Da méritos el Frente Amplio para componer relatos críticos frente a su gestión?

–La crítica social y la sátira política son patrimonio de los repertorios de las murgas, y son de alguna manera su sello identitario. De esto no escapa Agarrate Catalina, porque la caricatura y el desparpajo han sido siempre nuestro estilo humorístico a la hora de escribir para un repertorio murguero. Todas las murgas dan caña y ése es su cometido, se pare quien se pare adelante. La clase política lo sabe y generalmente lo toma bien, lo toma como un termómetro de aceptación o rechazo público. Lo he comprobado en todos estos años en los que, gracias a participar de muchas murgas, he tenido un periplo súper intenso, recorriendo todos los barrios, todo mi país y gran parte del mundo. Digamos que el bagaje empírico que tengo sobre mis espaldas se lo debo pura y exclusivamente al carnaval y a las murgas.

–¿Por qué se define al espectáculo que trae esta vez a Buenos Aires como “circense”?

–Por lo ambulante, lo nómade, lo itinerante... Considero que el músico filosóficamente es un poco payaso, un poco trapecista. Y así soy yo.