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Miércoles, 5 de noviembre de 2008

DISCOS › DOS VOLúMENES DE HORACIO SALGáN EN RCA VICTOR

Esos tangos para escuchar

Los dos CD rescatan las grabaciones que el pianista realizó junto a su segunda orquesta, con un Goyeneche en su esplendor.

 Por Diego Fischerman

En 1926, Julio de Caro compuso “Guardia Vieja”, dedicado a Marcelo T. de Alvear. En el estribillo, todos los instrumentos tocaban en su registro más grave, e incluso el violinista dejó grabado un pequeño chiste al respecto: “Uy mama, qué miedo, viene el cuco”. Allí, como en los intrincados polirritmos de “Chiclana”, registrado con Los Virtuosos (su hermano Francisco en el piano, Elvino Vardaro en el otro violín y Carlos Marcucci y Ciriaco Ortiz en los bandoneones) se emitían señales elocuentes a quienes elegían el tango como objeto de escucha. Es más, sucedían cosas destinadas sólo a la escucha. Aunque mucho después se siguiera discutiendo acerca de la tanguidad como condición inseparable del baile, desde muy temprano el tango se hizo, también, para ser escuchado. Y si hay un músico que personifica esa tensión y que simboliza como ningún otro ese tango abstracto, “de concierto”, es Horacio Salgán.

Como otros, Salgán suele ser más lo que representa que lo que en efecto es. Por eso resulta imprescindible escuchar uno de los cuerpos más breves, esquivos y, a la vez, exquisitos, de la música de tradición popular argentina, esas primeras grabaciones realizadas entre 1950 y 1953, en la que fue la segunda encarnación de la orquesta, luego de que la primera, con Edmundo Rivero, no lograra grabar ni un solo tema. Respetado hasta por quienes no gustaron de él –cosa que no sucedió con Piazzolla, por ejemplo–, Salgán es realmente el músico más reconocido y menos exitoso que pueda imaginarse. Después de esos 32 temas grabados en RCA, con Horacio Deval, Angel Díaz y el debutante Roberto Goyeneche como cantantes. vinieron algunos registros para el desaparecido sello TK y, una década después, para Philips, nuevamente con Rivero (una serie de grabaciones reeditadas por PáginaI12). Eso es todo lo que existe de su orquesta. Y, para peor, hasta ahora era, en su mayor parte, casi inconseguible.

En las excelentes notas que acompañan la edición, Federico Monjeau hace hincapié en la superposición de planos en la manera de orquestar de Salgán y en la manera en que su arreglo encapsula el de Pugliese en el tema “Recuerdo”. El modelo de orquesta, por otra parte, lleva más lejos aún el de Troilo, incorporando no sólo un cello sino una fila de tres, además de una viola, y anticipando el exótico clarinete bajo que utilizaría a mediados de la década para reforzar los graves. El piano es, siempre, de una elegancia extrema y uno de los elementos más atractivos –e inasibles– de esta orquesta es la flexibilidad del ritmo: los aceleramientos y frenos repentinos.

Y, desde ya, están los cantantes. Díaz es un artista mayúsculo y su interpretación de “Una carta” es ejemplar. Goyeneche, por su parte, en los cuatro temas que grabó para la RCA con Salgán, y sobre todo en su magistral versión de “Alma de loca”, cantó como muy pocas veces antes y casi ninguna después se cantó un tango. Horacio Salgán en RCA Victor Volumen 1 y Volumen 2 pertenecen a una colección dirigida por Andrés Casak y Mariano Del Mazo, dedicada a los renovadores del tango.

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Horacio Salgán, un maestro de la orquestación.
Imagen: Tony Valdez
 
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