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Miércoles, 19 de octubre de 2005

TELEVISION › ENTREVISTA CON GABRIEL CHAVEZ, UNO DE LOS MAXIMOS DOBLAJISTAS DE MEXICO, EX VOZ DEL SEÑOR BURNS

“Ahora, las voces de Los Simpson son horribles”

Quien fuera quince años la voz del Señor Burns en Los Simpson y el Hombre del Cáncer en Expedientes secretos X, relegado por problemas gremiales, revela los secretos del doblaje en la capital latinoamericana del oficio.

 Por Julian Gorodischer
Desde Mexico DF

Le gusta pensarse como un soldado en la trinchera. “No me conocen –dice Gabriel Chávez, máximo doblajista mexicano–. No saben quién soy.” Eso era antes, hasta que salió de la trastienda de las voces más reconocidas del dibujo animado. Fue durante quince años la del malvado Señor Burns en Los Simpson y el Fumador de Expedientes Secretos X, criaturas a las que dedicó el mismo tono ronco, casi asfixiado, potenciado gracias a un Marlboro tras otro. Su sonido gutural es orgullosamente exhibido como un triunfo. No es su única medalla: dice que convenció a Matt Groening, creador de la familia animada más famosa de la historia, de no caer en el estereotipo del viejito impostado, por atribuirle al malo de Springfield una naturalidad impensada para otros doblajistas. “Soledad, desamparo, desamor...”, dice como para humanizar a la bestia, convencido de que hasta el peor se merece algo de piedad.
Nada queda de la opacidad de una mera voz en off: Gabriel Chávez se convirtió en una megacelebridad mexicana que reclama la vuelta de las voces originales, después de que los estudios Fox decidieron desplazarlas por sus reclamos gremiales y reemplazarlas por nuevos doblajistas. “Los Simpson de hoy son una porquería”, repite encabezando la resistencia que ya lleva enviados un millón de mails a la compañía.
Gabriel Chávez, el hombre que dio voz al Comandante Cobra de G.I. JOE, el que hizo de buitre en El pájaro loco, lideró una marcha multitudinaria por el centro de México DF reclamando la vuelta de la familia original, que compuso a Los Simpson durante quince años hasta 2005, cuando el problema fue la insistencia con que reclamaban una participación gremial en las negociaciones salariales (ver aparte). “No nos sacaron por pedir más dinero –dice–, sino por defender al delegado de la Asociación Mexicana de Actores. Se perdió la batalla, pero no se ha perdido la guerra: los primeros capítulos doblados han recibido muchísimas protestas porque a nuestras voces las conocen en 40 países de habla hispana y diariamente los escuchaban 250 millones de personas. La temporada 16 ha sido desastrosa y provocó muchísimas quejas. La Fox ya lleva recibidos un millón de mails que aseguran que los nuevos Simpson son una porquería, que es una falta de respeto, y que han vivido con nosotros durante quince años y quieren seguir así.”
En función privada, Chávez revive la pelea por la vuelta, comenta críticamente las voces que los reemplazaron y reflexiona sobre el pasaje universal al doblaje neutro, esa tonada que es, en verdad, una reacción contra cualquier referencia regional, ese valor cero que es el sino de la aldea global y, a la vez, la pesadilla del doblajista. “El único amor que recibe Burns –dice Chávez, experto conocedor de su chico malo– es el de su secretario Smithers. Burns le da protección, Smithers le ofrece un amor férreo y homosexual, pero Burns no cae porque no es gay. Lo recuerdo emotivamente porque él me abrió las puertas a nivel internacional. Una vez –sigue, ubicado en el límite entre ficción y realidad–, me enamoré de Marge perdidamente, y después me enteré de que era esposa de Homero Simpson. El mundo se me vino abajo, y envidié profundamente ese impulso animal que entrega a Homero las mujeres más bellas.”
–¿El pasaje al castellano neutro y el abandono de la tonada regional es la prioridad del doblajista?
–Durante más de 50 años se buscó doblar en castellano neutro y obligaron a un veracruzano o un norteño a dejar su tonada. Un doblajista, para borrar su tonada, tiene que leer en voz alta, grabarse y escucharse para ser consciente de los problemas que tiene su lectura. Yo tuve que dar a mis voces un poco más de alegría.
–¿Y cuáles son los principales vicios en los que caen los doblajistas latinoamericanos?
–Hay, con frecuencia, vicios de impostación de la voz, y cuesta mucho trabajo quitárselos. Además muchos actores y actrices se creen grandes estrellas, pero lo cierto es que la mayoría de las veces el público no sabe quiénes somos. El talento del doblajista se mide por la experiencia: para doblar hay que haber sido un gran actor. Primero fueron estrellas y luego se dedicaron al doblaje. En este tiempo ya no quedan actores en el doblaje, por eso se pierde rating y la gente ya no quiere escucharlo.
–Así se fue gestando la hegemonía del subtítulo...
–Yo siempre prefiero el doblaje a los subtítulos en series, caricaturas o películas de Walt Disney porque los niños no pueden leer, pero sí oyen. Pero hay películas, como Lo que el viento se llevó o Gladiador, que nunca debieron ser dobladas. Porque ya traen su propia personalidad.
En el comienzo, hace quince años, Gabriel Chávez fue invitado a un casting para pruebas de voces a cargo del propio Matt Groening. La consigna era encontrar las que difundirían a Los Simpson en América latina, y el futuro Burns llegó entre tantos codiciando un trabajo que era garantía de estabilidad y sueldo fijo. Le pedían que diera voz a una escena entre el Señor Burns y su secretario enamorado, Smithers, y el resto impostó una caricatura de ancianos, tan estereotipada como un lugar común, fácilmente asociable, tan poco original. “Cuando yo paso al atril, le pongo mi voz y me niego a caricaturizar..., yo quiero ser diferente, quiero ser recordado por mi propia voz. Y no me importa que no me dejen el personaje. Pero yo sentía que tenía que ser un personaje distinto, aunque al director le incomodara mi insistencia. Buscaba la autenticidad.... Junté las manos, tamborileé los dedos y dije: ¡Excelente!”.
–En la Argentina, se leyó la versión de que los apartaron de las voces por pedir 250 mil pesos por episodio de Los Simpson...
–Yo quiero dejar algo muy claro: jamás pedimos un incremento en el salario. El doblaje en México es lo peor pagado del mundo: gana más un limpiaparabrisas que un actor de doblaje. Entre nosotros, el que más ganaba era Humberto Vélez, que hacía de Homero, y se llevaba 60 dólares por capítulo, una miseria para un star talent. Y de ahí, seguíamos el resto para abajo: a veces recibíamos 30 dólares, que no sirven para nada. En Estados Unidos, por capítulo cada uno de los actores gana 250 mil dólares.
–¿Y qué es lo que irritó a la Fox?
–Como sabemos que el doblaje es lo más mal pago, no reclamamos dinero, pero sí pedimos que la empresa de doblajes siguiera reconociendo la intervención de la Asociación Mexicana de Actores. Y ellos eliminaron al delegado de Actores para evitarse ese sueldo; les salía más barato tener actores independientes.
–¿Cómo es la resistencia que usted lidera entre los doblajistas?
–Seguimos mandando mails a la Fox para que restituya los originales. Tengo fe de que no está todo perdido, porque considero que, ante el millón de correos recibidos, la Fox reaccionará, consciente del problema grave que tienen. Lo cierto es que Los Simpson están perdiendo un rating impresionante. Y en cualquier estado de la República, la gente me dice que ya no los ve. Solamente en Guadalajara, están organizados para mandar 300 correos por día.
–¿En México está vigente el recuerdo de una gran marcha de fines de septiembre?
–Hicimos una marcha por el Paseo de la Reforma, la avenida más importante de la ciudad. Llegamos a las oficinas de la Asociación Mexicana de Actores, llevando una manta con la foto de Burns obsequiada por los amigos del estado de Puebla. Eramos 500 personas pidiendo por las voces originales. El mismo problema están pasando series como Malcolm o Los reyes de la colina: la gente no quiere seguir aguantando. Tuve apoyo de mis compañeros y esperamos que la Fox haga lo que hizo en otras ocasiones: retirarle el contrato a la empresa de doblajes.
–En función privada y uno por uno, ¿cómo califica a la nueva voz de Lisa Simpson?
–Lisa tenía una voz llena de ternura cuando la interpretaba Paty Acevedo. La actual es chillona, tipluda, y lastima los oídos..., no vale la pena y motiva a cambiar de canal.
–Sigamos con su personaje...
–La voz del Señor Burns está tan distante del original como la Tierra de Júpiter; es un personaje que, decididamente, se cayó. No conozco al hombre que lo reemplaza, y no me gustaría conocerlo nunca.
–¿Marge, Burt...?
–Si una palabra no concuerda con nuestra forma de ser, al grabar solemos cambiarla. Marge actual no le llega ni a los talones a la original. Y Marina Huerta fue la primera voz de Bart, pero ella decidió dejar al personaje. Cuando los nuevos doblan a Los Simpson lo hacen con un signo de pesos en la frente.
–¿Y Homero?
–El nuevo que hace a Homero es un imitador al que le falta chispa, que no puede improvisar a vuelo de pájaro. Humberto Vélez, que hacía a Homero, es un actor maravilloso. Esa gracia que tiene no se la pudieron copiar. Para reemplazarlo consiguieron a un muchacho de Chiapas que se llama Otto Balbuena, y al que trajeron porque lo imita muy bien. O se buscan imitadores o actores y el doblaje es una especialidad del actor.
–En síntesis, ¿el problema más evidente de las nuevas voces?
–Es más difícil doblar que actuar. El secreto es tener una gran experiencia en actuación, poder interpretar a un personaje desde el sentimiento, visceralmente. A los nuevos los llamamos solamente ponedores. La esencia de nuestros personajes es la inmensa soledad, o su prepotencia, o el rencor que sienten hacia una sociedad que no les entrega amor.

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