La APIC (Asociación Profesional de Ilustradores de Cataluña) no es la única institución gremial que cobija a Horacio Altuna. Cuenta “con orgullo de su-daca y de historietista”, que también tiene su lugar en la Vegap (Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos), una entidad de defensa de los derechos de autor del sector. “Me metieron en la dirección, cosa que me fascina”, se entusiasma mientras lo cuenta, ya con el segundo cortado pronto a desaparecer.

“El tema de los derechos de autor es algo que el historietista no tiene en cuenta –apunta–. Es un derecho humano, no podés renunciar a él, como no podés renunciar a la vivienda o la libertad de expresión, es inalienable”. “¡Te sigue hasta 70 años después de tu muerte!” Siendo un tema central en cualquier asociación de profesionales del medio, es inevitable llegar al tema del impacto de las nuevas tecnologías que rompieron los modelos de negocio tradicionales.

–¿Cómo se lleva la piratería con la historieta?

–Yo soy un tipo muy pirateado. ¡Hay un montón de páginas con material mío en las que tengo que pagar para entrar! Eso a mí no me da guita. Internet es fantástica, pero tiene esa “licencia para matar”, para piratear que viene con ella... En España hay una lucha muy importante por el pago que tienen compañías productoras de soportes digitales para reproducción.

–El canon digital.

–Es una lucha terrible, pero en toda Europa está aceptada: todos los soportes digitales pagan un impuesto para las sociedades de gestión de derechos de autor. Después, el manejo que haga cada entidad dependerá de su honestidad y de lo cristalinos que sean con sus afiliados.

–¿En España cómo fue la lucha?

–En España se oponía la derecha, que decía que las entidades de derechos de autor tenían que ser estatales. Según ellos podés privatizar la energía, los servicios públicos, todo, menos los derechos de autor. Así que para joder a la derecha, mostrábamos que los únicos países donde esta gestión es estatal son Cuba y Corea del Norte. Y trinaban. De cualquier modo, la mejor manera de luchar por los derechos de autor es la colectiva. Si vas como particular, no te dan ni cinco de bola.

–¿Pero el canon digital no asume la culpabilidad del usuario?

–Hay dos posibilidades para piratear: pagando o no el canon digital. Si vas a piratear, así al menos pagás. Pero no sé cuál es la solución, es un problema legal que tiene que ver con las nuevas tecnologías, que van muy por delante de la capacidad de los países para legislar sobre ellas. En Inglaterra también hay toda otra lucha, pero apunta a Internet y me parece más peligrosa, porque implica un montón de censura, coarta libertades y quita el acceso a los productos a un montón de gente.