¿Por qué en la novela hay un discurso muy crítico hacia los curadores?

–Me di cuenta de que hay personajes que adoptan ciertas formas del marketing. Los curadores tal como se presentan ahora están contaminando al arte con las leyes del marketing. De todas las artes, las artes plásticas son las que están más cerca de la especulación. No por los artistas mismos sino porque no se invierte en obras, se genera enormes malentendidos y desaparece el valor.

–En la novela, la narradora, a partir de su contacto con los artistas percibe el problema de dar cuenta de lo político. ¿Por qué se produce esa tensión?

–En el arte contemporáneo el problema es que todo se termina convirtiendo en marca. Lo que puede llegar a ser una instalación profunda con determinada forma de expresión, enseguida es captada y forma parte de un circuito donde pierde vigencia. El arte constituye circuitos y uno entra “dentro de”. Al perderse el valor estético y como hay una producción infernal, hay muchísima confusión. Pero sigo pensando que una obra de arte no puede cambiar el mundo.