Producir y abaratar
–¿Podrían describir el proceso de creación de El Diego?
M.M.: –Los clavos tenían que estar a 90 grados porque, si no, no funciona; es una técnica que venimos desarrollando hace dos años. Antes los clavábamos directamente sobre la madera a mano, y quedaban imperfecciones. Conseguimos una máquina que hace los agujeros y ahora quedan exactamente a 90 grados.
J.L.: –Poner la resina es otra historia: hay que tirarla con una jarra delicadamente entre los intersticios de los hilitos.
–¿Cómo amplían su público?
A.P.: –El resultado de la subasta de El Diego, esa cantidad de guita reunida: te emociona. Como artista querés hacer algo útil. El arte es muy careta, y queda todo en un ambiente de mierda. Es muy elitista, no es popular, y el intento es llegar a nuevos públicos, a gente con cero recursos, al interior.
J.L.: –En el interior del catálogo de Merca viene un poster de Caperucita: puede ser una punta para que la obra pueda circular entre más gente. ¿Acaso no aprendimos de la historia del arte leyéndola en los libros? ¿Pero usar materiales baratos? Si no cotizás no sos bueno, sería autodestructivo. Y además no se bajan los precios de las obras con materiales baratos. Hay artistas que venden acuarelas, un material baratísimo, a miles de dólares.