La crisis televisiva, más que una realidad, es algo que se avecina. Actualmente, a quienes trabajamos en la TV ya nos invade la primera crisis, que es la más riesgosa: la de la incertidumbre y la confianza. Todavía no hay datos económicos concretos que señalen que la TV esté en crisis, pero se percibe que la facturación publicitaria va a disminuir en 2009. Y eso afecta directamente los presupuestos de los canales. El año próximo va a haber menos fición, las que se hagan van a tener un menor presupuesto y se van a contraer los cachets de las figuras, porque va a ser imposible sostenerlos. Aunque el deseo es que no se produzca, la merma de la calidad y producción televisva está a la vuelta de la esquina.

Por más lugar común que sea, no deja de ser cierto que toda crisis abre oportunidades. No tengo dudas de que la mejor estrategia para sortear los ajustes presupuestarios es apostando a la creatividad: talento e ingenio hay de sobra en las productoras y los canales. El interrogante es saber hasta qué punto se les dará lugar a esas nuevas ideas o si, por el contrario, se elige por ir a fórmulas probadas.

El mayor problema del futuro a corto plazo es que la crisis es internacional. Ya no es local, como la de 2001. Por eso creo que lo mejor no es volverse loco ideando “productos exportables”: no hay garantía de que el mundo siga invirtiendo en programas realizados fuera de sus países. La clave es seguir haciendo buenos programas. Como hicimos nosotros con Los exitosos Pell$, tienen mayores perspectivas de venta los programas que universalicen contenidos, temas y estéticas de forma integral.

Ojalá la crisis sea sólo un espejismo, producto de nuestros temores, y que no sea tan terrible como la percibimos hoy en día quienes vivimos pensando en función de los límites del televisor.

* Dueño de Underground Producciones, creadora de Lalola y Los exitosos Pell$, entre otros ciclos, junto a Sebastián Ortega.